lunes, 14 de marzo de 2011

Sigue el diario de José.

12/4/92
La panza de mi hermana sigue creciendo y Mirta ahora está engordando, hasta tiene una mirada tranquila y me abraza cuando vuelvo de la escuela, y llora, pero son otra clase de lágrimas y se agarra la panza y después se ríe. Yo creo que es porque su hijo pronto va a nacer, que es lo que más quiere en el mundo.

-José, charlemos en la dirección, ¿venís? -Silvia lo invita durante el recreo largo.
-¡Eh!, qué hiciste ahora? Porque si Silvia te llama... algo hay -sus compañeros lo "gastan".
-No sé, pero la directora hoy taconeaba más fuerte que lo acostumbrado. Veremos qué le pasa -contesta, mientras camina por el pasillo largo.
-¿Cómo estás en estos días? ¿Más tranquilo?
-No, por las noches, mientras trato de dormir, se me aparece Basilio y se me ríe en la cara y tiene puesto un traje rojo ajustado con una cola y lleva una horquilla para asustarme. Lo que más me impresiona son los ojos rojos... y doy vueltas y vueltas en la cama.
-Supe también que andás haciéndote el bravucón y fanfarroneando con una sevillana ¿Me la das? Ya te dije, y Mabel también te lo dijo. No es ninguna virtud andar provocando...

13/4/92
Hoy, en la clase de Cívica hicimos un trabajo grupal sobre los derechos del niño y del adolescente y de una Convención.
El tarado del profe... ¡No!, mejor digo mojigato o tilingo, o mediocre (ésas son palabras que aprendí en las clases de Lengua) Se nota que el chabón no vivió todo lo que a mí me tocó en la vida.
Yo pensaba, pero no le dije nada a mis amigos. Yo no tuve una infancia, ni una adolescencia feliz.
Mientras hacíamos el trabajo comíamos el pan que las porteras nos dieron en el recreo... ¡Tenía un hambre...! y en ese momento me acordé del pan con chicharrones que mi mamá nos daba a Mirta y a mí cuando éramos chiquitos (ahora ya no amasa). Y el mate cocido con yerba usada y vuelta a usar, con un poquitito de azúcar. Ésa era nuestra cena. Los chicharrones los hacía con grasa de los recortes que venden en el super para los perros, pero era riquísimo con sal.
Claro, yo no podía jugar con los chicos de la cuadra a la pelota, a callejear, a cazar pajaritos, porque tenía que salir a hacer alguna changuita siempre, por ahí.
Mi viejo nos dejó cuando yo tenía 4 y mi hermana, 6, y nunca más le vimos el pelo. Mi mamá siempre paró la olla lavando ropa para afuera, y también planchaba y algunas veces iba a limpiar en las casas de sus patrones. Ahora tiene artritis, o algo así.
Y como yo era "el hombre de la casa", las cuidaba a las dos.
¿Me querés decir, diario, de qué convención y derechos del niño y del adolescente me están hablando?

-Hablemos, José. Te veo triste.
-Ayer, cuando volvía de gimnasia, vi a unos chicos como de 10 ó 12 años que jugaban en la canchita del club Comunicaciones y otros que comían cerezas del árbol grande que está detrás del arco... Yo también miré a los que volvían de la escuela riéndose con las nenas de guardapolvo blanco.
-¿Y pensaste en vos cuando tenías esa edad... ¿No?
-Claro, yo no viví todo eso y pronto, de golpe, seré mayor y no voy a poder decidir. Me van a dirigir a mí, y la ley, y las obligaciones -se le nubla la vista. De un solo manotazo se seca la cara y se embadurna más.

10/7/92
Ayer nació el varoncito. Mirta le puso Alfonso José. Ella dice que es por el de la novela que pasan a la tarde. Me imagino que José es por mí, pero no.
A ese bebé lo van a malcriar tanto, entre mi mamá y mi hermana... Lo besan y lo aprietan. Yo quiero que también me abracen, pero no.

25/5/93
El otro día me llamaron Silvia y Mabel, a la Dirección. Solamente para charlar, y más que nada, para escucharme.
Me hizo bien. ¡Qué "madrazas" son esas dos! Es lindo cuando te escuchan, te aconsejan, se interesan. Hablamos de las notas. Creo que me llevo Cívica y Matemática, pero en Lengua pienso que tendré 9 ó 10 en el trimestre.
Tenía ganas de contarles, pero al final no les conté que me gusta Andrea, la chica de 2º 4º. Yo la miro en el recreo, o la voy a espiar cuando tenemos hora libre. Sólo la miro, pero ella no me da bola. Un día de estos, la voy a encarar...

21/9/93
Estoy triste porque vi pasar a Andrea. La llevaba de la mano un pibe como de 20, que vive en los monoblocks. Ella me vio pero miró para otro lado. Después me fui con los de mi curso al pic-nic de la primavera, y chau. Los chicos se chuparon todo. Yo, ni una gota de cerveza.

-Estás muy nervioso, José. No siempre podés sacarte notas altas -Mabel lo alienta al diálogo.
-Sí, ayer le rompió en la cara la prueba de Matemática a la profe -dice Lucas -y yo hice un bollo con la evaluación de Física, y la pateé contra el pizarrón. ¡Ja!.

13(6/94
Mañana seré mayor de edad.
¿Y después, qué será de mi vida, diario?

Esa mañana, mientras Silvia iba hacia la escuela, pensaba lo que tenía que hacer en el día.
Dos años después de los sucesos, José, aunque con dificultades, ya estaba en 4º año.
Una noticia en la radio la sobrecogió.

-En el predio del Tiro Federal se encontró colgado el cuerpo sin vida de un joven - el locutor desarrollaba la primicia -Se trata de un nuevo caso de suicidio adolescente -continuaba.

Silvia circulaba por las cercanías, Plaza Belgrano, Pje. Gutiérrez, Brown y Rolando...
Sacó la cuenta y recordó que el cumpleaños número 18 de José, sería al día siguiente.
Esa fecha la tenía muy presente.

Ya en la escuela se encontraron Silvia y Mabel.
-¿Escuchaste la radio?
-¿Es José?
-Sí.

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