Recorremos el Monasterio de Gümusler, construido como defensa por los
ataques de los persas e hititas, que querían asesinarlos por ser cristianos.
Hasta cuatro pisos subterráneos excavados en la roca de piedra toba, calcárea y
blanda para su manipulación. Hay cuartos para monjes, sarcófagos, depósitos
para agua y alimentos para hombres y animales, con increíbles frescos
bizantinos. Pienso nuevamente en la historia de la humanidad, siempre
sangrienta en las luchas, y siempre la presencia de los contextos de fe.
Son producto de formaciones volcánicas que comenzaron en el período
terciario. En Anatolia, especialmente en Capadocia, hay restos de ciudades
subterráneas, donde entre túneles y catacumbas, se albergaban más de treinta
mil personas. Capadocia significa “lugar donde los caballos cabalgan”; los
persas asolaban la región con sus caballos salvajes y los habitantes
permanecían a salvo en las profundidades.
Me acuerdo del Monte Ararat y del lugar donde encalló el Arca de Noé. Una
silueta en forma de barco, fortalece esa creencia y vuelvo a relacionarlo con
la leyenda. En Estambul, en la Columna de Constantino, entre otros objetos, se
halla el hacha con que se construyó la embarcación.
Miles de cuevas excavadas en la roca sirvieron de habitación en 1863. Hoy
son refugio de palomas. ¿Palomas o halcones? Dos detalles curiosos: el guía
turco que nos acompaña se llama Sahim, que significa halcón. En la actualidad,
y para favorecer la industria del turismo, se transformaron algunas cuevas en
hoteles de lujo o restaurantes de alta gama. Pude observar así, una de las
políticas de gestión en Turquía, más allá de la explotación de ruinas
milenarias. Aún siguen las excavaciones. ¿Qué tesoros arqueológicos se
hallarán?
Ahora, el valle del amor, que ustedes deducirán las razones de su nombre.
En un museo al aire libre se dejan ver formaciones geológicas que emergieron
luego de las erupciones volcánicas, trabajados por el viento, la lluvia y la
nieve. Conos erectos apuntan al cielo, con base de piedra caliza y “capucha” de
basalto, prometen amor eterno y felices noches de sexo para los recién casados.
Otra vez la duda, ¿y si me caso? ¿Qué deparará el destino?
Los árboles, viejas encinas que rodean esos símbolos tienen colgados
innumerables ojos turcos, los llamados nazar, abalorios con forma de
gota de agua plana donde se encuentra el ojo turco, al que le atribuyen
propiedades protectoras contra la envidia, la mala racha y el mal de ojo.
Aunque no es noche de luna llena, por las dudas, porto el talismán que
aleja todas las energías negativas. “Que las hay, las hay”.