sábado, 12 de marzo de 2011

¿Y si se me escapa el coágulo? (en dos entregas)

El agua es fuente de vida, y por qué no, de sanación?
Me introduje lentamente en la pileta de aguas claras y templadas. ¿Será que necesito mediana protección, o alguna caricia que anda buscando destino?
La grande, de aguas unos grados más baja, no me apetecía. No me zambullí con estilo, ni nadé con potentes brazadas, cortando la lisura de las aguas, que a esa hora estaban calmas. Los andariveles amarillos, solitarios, contrastaban con el fondo celeste y las rayas de azulejos negros.
-Despacito, de a poco, sólo crowl, o espalda -el bañero me recomendó, una vez que supo mi aventura hospitalaria, la TVP y la anticoagulación.
-Paciencia, Silvia. Esta recuperación es muy lenta -enfatizó.

Dice la dialéctica hegeliana, que de las contradicciones surge la síntesis, y yo agrego que, las revoluciones producen cambios, y que esos cambios producen acomodamientos.
¿Será por eso que decidí cambiar mi vestuario, predominando el color magenta, el apropiado para generar cambios? ¡Y vaya que hubo cambios, luego de conocerlo a él! -sonreí y expulsé un largo chorro de agua hacia arriba, juguetón.
Hoy los sismos, los terremotos y las erupciones volcánicas están promoviendo nuevas situaciones geográficas, climáticas y también sociales.
No creo, porque a mi edad ya no me engañan, que las etapas hirstórico-sociales de los países van desde el feudalismo sin fronteras, al capitalismo, y de éste al socialismo, e inevitablemente, al comunismo.
-Estas son las etapas que señala el determinismo económico de la historia de la humanidad. Jorge San Emeterio, el profesor de Sociología I, nos decía, explicando un dogma hermético.
La realidad demostró lo contrario.
La Biblia junto al calefón, como dice la tradición tanguera.
"Evita bailaba con Freud" o "Se suicidó la ideología" -recordaba las canciones de Sabina.

Hacía la plancha y nadaba lento, parsimoniosamente; la pierna izquierda le pedía permiso para moverse, a la otra, la derecha, hinchada y caliente.
-¿Y si se me escapa el coágulo? -pensaba- No haré ninguna pileta de pecho, porque la patada de rana exige un fuerte empujón hacia atrás -me convencía.
"El miedo no es zonzo" -algunos experimentados decían.
-Ni insípido, ni incoloro, ni inodoro, como H2O -sonreía con picardía, mientras me deslizaba en espalda, y recordaba los sucesos pasados.

-Esta hinchazón es muscular, nomás -el médico de guardia nos había dicho.
-Este edema es un tema circularorio. ¿Ves? , la pierna está caliente. No tuvo una lesión antes -insistían mis acompañantes, amigos, médicos los dos.
-Viaje tranquila. Tome los antitinflamatorios que ya le indico, y ya está -afirmó categóricamente.
Había concurrido a la guardia de la clínica, para definir si viajaba o no.
Y viajé, con voluntad de "fierro", con responsabilidad, con pierna deforme. Una mole de una sola pieza desde la rodilla hasta el tobillo. Trece horas y la pierna titilando, dando señales.
-¡Mirame, cuidame! -me gritaba.

-Me voy a caminar un rato -le decía a mi jefa en la reunión provincial -Tengo que aflojar esta hinchazón. Caminar me hará bien.
-Sí, pero volvé enseguida. Después trataremos el tema "Plan de Mejora" -me recomendaba, ceño fruncido y sin miramientos.
Le interesaba más el desarrollo de la agenda planteada, que mi salud.
-Poné la pierna sobre esta silla -sugería una colega de Río Colorado.
-¿Dónde está guardada la Resolución 483/10? -un mensaje titilaba en la pantalla de mi celular.
-En la karPTa de Res. 10 -contestaba a mi secretaria.
-OK. Cuidate -respondía en el visor.
-Todas las escuelas de la transformación, entrarán en el Plan de Mejora -una secretaria técnica anunciaba -Esto está enmarcado en el convenio con el Consejo Federal de Educación.
-¿O en el de Inversiones? -dudaba y desconfiaba.

Y yo quería otra vez salir.
-Para aflojar el músculo -me decía. Este agarrotamiento tiene que ceder -me autoconvencía.
Rengueando, salía. Al abrir la puerta vidriada, el sol me acarició la cara y el aire fresco me despabiló. En la ribera del río Negro, los paseantes disfrutaban de la naturaleza, del verde, del agua que a esa hora no era negra, porque el cielo estaba azul y resplandeciente.
-Poné la pierna sobre este almohadón. Te traigo hielo -decía mi compañera en la pieza del hotel.

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