miércoles, 17 de agosto de 2022

DE TANGOS, FLAMENCOS Y FADOS

 

 

Las canciones visten el escenario vacío del silencio cuando de las saudades se trata. Sería inútil tapar los espejos para que no afloren los adentros. Como la serpiente, no pierden identidad y son la sal sobre la herida.

Dicen que los fados provienen de fattum, de fattos y los portugueses los definen como hados. ¿Has tenido algún fatto? Todos los tuvimos alguna vez. No lo dudo.

Abril en Portugal se oye en el bar adosado a la Iglesia de Santa Cruz, refaccionada en el siglo XVIII en la ciudad vieja de Cambria. Guitarra portuguesa y viola acompañan voces nostálgicas de los disgustos en el amor. …En la boca de un marinero de labios ardiendo de besos… mirada ciega llorando… arenas de Portugal. Y no está Amalia Rodrigues, pero sí su recuerdo en las esculturas de las violas, una de frente, y otra al dorso; tienen forma de mujer. Uma casa portuguesa resuena por los rincones y te eriza la piel.

Patios y escalera. Callejuelas empedradas. Arcos medievales. El río Mondego y el acueducto romano. La Universidad fundada en el Siglo XIII y los estudiantes, activos defensores de la libertad y la democracia. Envidia sana, a los ojos de aquellos que han perdido sus derechos.

Hay que recuperar energías en la Plaza del Comercio, donde antaño se hacían trueques e intercambios comerciales, ¿o en la Almedina, en lo alto del suburbio moro? Cualquiera de las opciones vienen bien para alimentarse. ¿Arroz con mariscos, bacalao, salmón?

Ahora Balada de la despedida inflama los corazones, como una triquiñuela del destino y de los hados, para decirnos adiós.

Y sí, los tangos, el flamenco y los fados nos dicen Amor se fue… bate las alas y despega… Amor se fue.

¿QUÉ HUBO?

 

 

Queridos compas:

                                 Quiero acompañarlos, a mi manera, para la Feria Virtual del Libro de México. Neta. Para los brodersitos, para las mamacitas y los papacitos chulos, al compás de un corrido. Como si estuviera en Guadalajara, envío algunas expresiones de México lindo. ¿Pos, pa’ qué?

 Y sino, a los tapatíos y tapatías. Según el diccionario, éstos son gentilicios de los nativos del Estado de Jalisco, pero la tradición popular dice otra cosa. En tiempos de la Colonia, Nueva España, se les prohibía a los neogallegos beber tequila o pulque; para disimular se la servía en jarro y se tapaba con pan, para engañar a la justicia, simulando que el contenido era atole, café o chocolate. Y cuando el vendedor se descuidaba, el cliente, precavidamente, le decía Tapa, tío.

Pero no te tardes en aprender estos regionalismos, que de milagro son hermosos. Por las dudas, ni se les ocurra saludar a los organizadores diciendo Hijos de la chingada. Queda mal. Mejor es Hijos de la eyaculatorias. Es más santificado. Es sabido que luego de los ocho hijos prometidos al padre, al abuelo y a Dios, la fecundación estaba terminada y la misión, cumplida.

Otra tradición que hoy se cuenta, pero no se practica, es que todas las mañanas, los hijos debían ir por orden, a recibir la bendición que le daba el padre. Es sabido de la religiosidad del pueblo. Sentado en su trono, en el retrete, les daba según edad y conductas, unas monedas, jamás billetes,  porque el dinero apesta.

Órale, que soy buena oreja, way. Una fresa mamonsísima. He pecado, lo sé. Lo sabes tú. De veras. Todo eso de la feria está bien chido, amigos chavos. Pero ningunísimo y jamásmente, nuevecitos en las ferias virtuales. Convientísimo, pues. ¿Toy pal diván?

Desde esta pinche vida, saluditos, cabrones.

TURQUÍA - ESTAMBUL

 

 

¡Pensar que no sabía qué era el Bósforo, ni el Mar de Mármara, cuando leía a Borges!

El Estrecho del Bósforo, de turquesas aguas, que ahora estoy recorriendo, une la Turquía asiática con la Turquía europea, desde el Mar Negro hasta el Mar de Mármara.  Ahí veo el Faro de Estambul y su leyenda; la hija del sultán, allí encerrada, encuentra la muerte por la mordedura de una serpiente. Y puedo ver a Leandro cruzando a nado para encontrarse con la diosa Artemisa, su amante, pero terminó ahogándose antes de llegar a ella.

El nombre de “Bosphorus” proviene de una leyenda mitológica. Zeus, para proteger a su amante IO de los celos de su mujer Hera, la convirtió en una vaca. Pero Hera descubrió el engaño y una vez más se volvió contra ella enviándole para perseguirla, un tábano que le picaba hasta volverla loca; el mar que debió costear en su alocada carrera un día se llamó el Bósforo, o el paso  (phorus) de la vaca (bous).

Un caótico aparato cultural, donde no faltan los mitos, caracterizó a su ajetreada historia. Se entrelazan dioses, mitos, reyes, comerciantes, embajadas, sultanes, musulmanes, ortodoxos y cristianos, navegantes, luchas intestinas, conquistas, imperios de policromáticas culturas. Todo ha dejado sus marcas al paso de persas, griegos, romanos, otomanos.

 Los locales, de rostros diversos, en vorágine vertiginosa, vagan por la ciudad, hasta perderse entre los aromas y colores del Gran Bazar. Y no veo en la Columna de Constantino los objetos sagrados allí guardados: un frasco de aceite perfumado de María Magdalena, el hacha con que Noé construyó el arca, y restos de panes con que Jesucristo alimentó a los hambrientos.

La Plaza de Taksim es hoy centro cultural y comercial moderno y lugar para manifestaciones políticas, como si fuera un agora turco. Ahora espío Estambul desde no de los infinitos minaretes mientras saboreo las delicias turcas y después me envolveré en las sedas soñadoras y las tramas de fabulosos tejidos, para crear historias mágicas.

CALEIDOSCOPIO Y TRINACRIA

 

 

Llevo las alforjas de la retina y la mente completamente repletas de sensaciones, colores, aromas, sonidos, sabores, tantos que hace falta dejar sedimentar. Recién ahora puedo cerrar mi boca que se mantuvo abierta por los ¡Oh! de admiración desde que llegué a Sicilia. Es que, como dicen los italianos, es “affascinante” y “meraviglioso” y la mejor manera de expresarla es escribiendo como ahora hago para todos aquellos que, como yo, sienten ansias por viajar y conocer los orígenes de nuestra cultura, la historia, la geografía, los mitos y leyendas, su  arte y la idiosincrasia de los pueblos que hoy habitan Sicilia.

Sé que los dioses me han protegido durante esos días, porque arribé a sus ciudades en son de paz, con la intención de absorber, como una esponja, todo aquello que me emociona. Y realmente Sicilia me ha conmocionado de tal manera que la Trinacria, el símbolo de la isla, no me convirtió en piedra, ni me expulsó, por el contrario, me enamoró y fue mi amuleto de la suerte. “Guárdate de la medusa y de su cabellera de serpientes”, dice la Trinacria, sonriendo con malevolencia. Griega, fenicia, asiática, la sonrisa de la Trinacria es el límite entre la vida y la muerte, una burla feroz. Veo a esa flor extraña de un miedo subterráneo en todas partes, en la bandera siciliana, en monumentos, en escudos, en ceniceros para turistas, en lámparas de caracoles rosados

Todo es exaltación de los sentidos y ¡qué razón tenía Homero al llamarla la Isla del Sol!  Aroma de cítricos, de vides y cultivos, de olivos y frutos de la tierra y del mar. Sabores del buen vino y el limoncello,  los connoli, el gelato de limone, los arancini, la pizza, la  pasta y ¡los postres! Qué delicia la “svogliatella” del café Gambrinus, el tiramisú (que significa “álzame”) y más.

Tonos verdes en los valles cultivados, amarillos y dorados de los cítricos, colores vibrantes de las casas asomando en la cima de los farallones, iglesias y cúpulas apuntando hacia el cielo azul, y debajo, el mar también azul intenso, haciendo vibrar el alma con acordes de una sinfonía celestial.

He imaginado el canto de las sirenas y he visto a IO coqueteando con Zeus, y a Icaro, el gigante que ahora duerme, pero que sigue buscando la libertad. Las alas de la medusa con cabellera de serpientes atestiguan ese espíritu independentista de la isla. Parece que aún no llega es instancia definitiva, porque sigue habiendo los capitán Schettino y los muchos “Padrinos”.

En la ensoñación de la vigilia pasa el comisario Montalbano por las callecitas de Noto  y Ragusa (Vigata en la ficción)  y de Hércules mientras el Vesubio continúa con su plan de dejar de fumar, sin atemorizar a Pompeya y veo las bellísimas taraceas, mientras escucho el “Funí culí, Funí culá”  me perfumo con el jacarandá-Chanel Nº 5 y pasa la manifestación anti-mafia del 23 de mayo. Falcone y Borsallino observan las camisetas de los estudiantes, mientras Santa Agata abre sus brazos protectores y me adormezco entre geranios rojos y Santa Ritas, gozando en mis papilas un confite de almendras, chocolate y limón.