martes, 19 de abril de 2011

Relojeando futuros.

Los chicos pusieron bajo la lupa a los concejales (título de una crónica periodística)
-Es bueno esto de evaluar proyectos y de opinar sobre la sociedad y cómo está la comunidad -decía el grupo de participantes en el Programa "Concejales por un mes".
-Nos entusiasma la idea, sobre todo, porque pertenecemos a la escuela pública, ya que suelen dejarnos relegados en estas iniciativas.
-Es fácil criticar desde afuera, pero ahora que estamos adentro, criticamos, or ejemplo, las superposiciones en el uso de la palabra, las interrupciones y las llegadas tarde.
-Todo implica responsabilidad para asumir decisiones que involucran al conjunto de la comunidad.

Y volviendo a la mediación. como una blanca redención, los jóvenes aprendieron estrategias par la resolución de conflictos; entre ellas, la escucha actia como encuadre para favorecer el diálogo y la comunicación, lo que los concejales no habían respetado durante su breve experiencia en el Concejo Deliberante.
Así hablaron las alumnas que recibieron entrenamiento en mediación.
-No es magia, tiene su encuadre y da buenos resultados, hasta para tu propia vida. Ahora ya no peleo más con mis hermanos, converamos, y tmbién intervengo cuando mis viejos discuten.
-Cuando apelamos a la mediación nadie pierde, ambos contendientes salen ganando.
-Apuntamos a resolver conflictos que antes no se solucionaron en determinadas instancias... cuando lo tradicional y lo ya visto, no da resultados positivos.
"La paz no se encuentra. Se construye" - así se proclamaba el lema en un folleto elaborado en torno al tema.
"Hablando se entiende la gente. Hablar y hablar hasta entenderse" -decía la consigna emitida en el programa de la radio comunitaria, donde cada semana los chicos iban desarrollando estrategias de mediación, aportando a los oyentes las herramientas para resolver conflictos, sin llegar a la violencia.
Algunas veces dramatizaban alguna situación a la manera de los radioteatros. Los temas eran de origen muy variado.
Las chicas que se peleaban por el novio.
Un tema muy recurrente. Peleas, revolcones, rasguños, tirones de pelo frente a un público que alienta a una, o a la otra, siempre a cuadra y media de la escuela, en horario de salida, como si las chicas fueran el centro del escenario para dar el espectáculo público.
-Dale, Moni, ponésela-gritaban los de un bando.
-Te vamos a deformar esa carita de mosca muerta. Mañana, a la salida del gimnasio -prometían lasdel otro lado.
Mientras, la policía llegaba a pura sirena para despejar la calle, a la vista de las vecinas.
-No puede ser, esto pasa todos los días -decían las curiosas.
Estos sucesos ocurrían generalmente al llegar la primaera, cuando las hormonas se dejan ver a flor de piel.
-Ninguna quería aflojar y se inculpaban, sin poder detener la cascada de agresiones. Esto no llevaba a ninguna solución.
Poco a poco, fueron entendiéndose. Vino la lluvia de ideas y en ese proceso, pasaron de ignorarse o insultarse, a mirarse a los ojos y proponer una solución sin violencia-así relataban las mediadoras.

¿Y la publicidad? ¿Cuál es la representación cultural que los medios nos dan?
Ësa había sido la consigna, que como disparador, se constituía en desafío para la investigación.
El tema fue abordado a partir del análisis de los mitos griegos. Por ejemplo, Narciso, el que despreció el amor de las ninfas y se enamoró de su propia belleza. La auto-admiración, la superficialidad y el ideal femenino en todos los tiempos, pudo relacionarse con las modelos, las pasarelas, las mdas, los problemas de nutrición, entre otros temas.
-¡Ah!, Silvia, entonces la literatura da para tratar todos esos temas? -descubrió un alumno que nunca aprobaba la materia.
Un grupo de alumnas concluyó su análisis según los discursos de los diferentes medios. En su exposición dijeron:
-Observamos que las mujeres que muestran son todas flacas, casi raquíticas. El aspecto físico es lo único que les interesa, por lo general son huecas y... mejor que ni hablen!
-¿Qué tiene la mujer flaca que anuncia las virtudes de  tal champú, por ejemplo?
-A mí me gustan las gorditas y pechugonas -interrumpió un compañero sin ningún prejuicio.
-Los medios no son la realidad. Sólo la representan y nosotras, las mujeres debemos ser receptores críticos de todos esos estereotipos que, día a día, nos quieren imponer- completó Patricia, mostrando las láminas seleccionadas para graficar la exposición.
-Las mujeres no somos como muestran las publicidades -señaló Inés -El modelo que nos imponen no coincide en nada con la realidad.
-Claro! Y la realidad es la que estamos viendo en este momento. Me gustás así, gordita -contestó Agustín, para poner una cuota de humor ante tanta sapiencia.

En una entrevista al CODEMA (Consejo de los derechos del niño y del adolescente), los nóveles periodistas arrancaron a un miembro del organismo, la siguiente conclusión:
"Debemos reclamar decisiones políticas que ataquen las causas, y no los síntomas... Los roles de víctima y victimario se alternan, pero siempre las víctimas más frecuentes de los hechos de violencia son los niños y jóvenes, los más desprotegidos"
-Sabemos que la responsabilidad es de todos, pero la obligación es de las autoridades y de las instituciones del Estado -cerraron la nota los reporteros.
En una charla informal entre colegas, los vericuetos de la memoria comienzan a hacerse visibles y a despejar anécdotas que nos hicieron rabiar, porque el suceso implicaba siempre alguna complicación, o te hacían llorar de risa, cuando lo políticamente correcto hubiera sido el enojo, y el sermón posterior.
-¿Te acordás, Elena, cuando el Rafa, aunque él decía, con su mejor cara de sota, que no lo había hecho, nos inundó el baño de varones y el agua corría escaleras abajo y hacia el patio, por el otro lado?
-Sí, y yo, cuando pasaba taconeando para ver qué pasaba, con semejante alboroto, el atorrante me decía "¿Le alcanzo la escoba, Sra.?"- Te daban ganas de reír, o ceñir el entrecejo y gritar, o agarrar la escoba de bruja, que tan amablemente me ofrecía, para salir volando hacia otra dimención, más idílica, con menos complicaciones.
-Contá, Elena, cuando tenías que dilucidar qué libro te estaban pidiendo.
-Déme el libro de tapa verde, ése que tienen un tipo desnudo en la tapa con las piernas y los brazos abiertos -contaba la bibliotecaria- Me mandó la de Biología.
-¿Título?
-No sé.
-¿Autor?
-¡Y yo qué sé! -recordaba Elena.
Se acercó más tarde a la ronda de recuerdos, la pro-secretaria.
-Y se acuerdan de ése, no sé cómo se llamaba, que siempre estaba fuera del aula y no quería entrar, entonces...
-¡Ah, sí,! Matías.
-¿Quiere que suba al techo y arregle la gotera?
-Y bueno, dale -y ahí iba con los emplastos, listo para solucionar el tema.
-Una vez traje una pala y dos renovales de cerezo para armar el jardincito de atrás, y estaba feliz con la tarea que le encomendé.
-Creo que tardó unos diez años para llegar a 5º; le tiraban las tareas comunitarias, más que aburrirse en la clase de Química, o divertirse con la cervatana, tirando papel mojado contra el cielo raso del aula.

En el semblante de todas nosotras pasaban las imágenes risueñas, curiosas, que nos hacían decir, sin dudarlo, que a nuestra tarea jamás iba a aplastarla la rutina. Cada día, nuevos desafíos nos obligaban a resolver con creatividad.

¿Han visto Uds. cómo los chicos comprometidos ponen en jacque a los adultos?

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