lunes, 19 de septiembre de 2011

A la hora de la siesta, el sol madrileño.

Madrid no se detiene, ni a la hora de la siesta. A Carlos le da lástima gastar su tiempo cerrando los ojos y perdiéndose de mirar todo lo que puede ver para asombrarse, a cada rato.
Hay abuelos lanudos y encorvados debatiendo en todos los asientos de las plazas.
-¡Pues sí, antes te casabas pa' toda la vida!
-Ahora se casan y se descasan como así, como uno se cambia el calzón, de vez en cuando.
-Vi en la TV lo de la nueva ley de divorcio, pero no pude escuchar más, porque la Carmela me sacó el control a distancia pa' ver la novela. ¿Puedes tú creer eso? Y eso que cumplimos ya las bodas de oro.
Decide que está bueno sentarse en la Plaza del Angel, y comer algo, un yogur y un kebab árabe que compró al paso, por la calle de las Delicias. Deja a su lado, en el banco, el cartón grasiento y piensa qué adelantados están en España con el tema de la contaminación. Ya no dan más bolsitas de plástico, son de papel. Se encandila por el sol y por los ojos de una niña larguirucha y pálida que palmotea en frente de él, para sacarlo de sus reflexiones.
-¡Ala, hombre! que la basura se deposita en aquellos recipientes. Sácala, pa' que me siente.
Le hace lugar, y la observa en silencio, mientras engulle su bocata. Entre mordisco y mordisco le dice que se llama Sofía, y que trabaja como repositora en el Hipercor, que no es el mismo donde Carlos pide propinas.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Madrid, 25 de marzo de 1979.

Alberto, amigo:
                        Como verás, ya me encuentro en Madrid. Sabés que hace tiempo estaba queriendo salir de Argentina, desde que me echaron de la tornería. ¿Seguís trabajando con ese capanga? Tuviste suerte que no te agarraron a vos durmiendo entre los fierros del depósito. También te habrás enterado de todos los tramiteríos que hubo que hacer; el tío José, que es abogado, me dio una buena mano, pero allá uno no podía soportar más, una malarial, viejo!... Fue como una premonición para decidirme,  cuando vi en la tapa de la revista "Humor": "Prohibido mirar, hablar, escuchar..."
Bueno, pero para qué te voy a contar. Mejor te digo cómo estoy acomodándome en esta ciudad que es muy "cojonuda". Acá también te controlan todo para dejarte ingresar. Primero, el aeropuerto de Barajas, un mundo, che!. Además de los dólares que llevaba para mostrar que tenía "pasta" para permanecer, tenía una carta de mi prima Angeles, que es de Badajoz, pero vive acá en Madrid, en la ciudad universitaria, porque está estudiando Edafología (todavía no sé lo que es eso). Los tiras miraron la carta y no me sirvió de nada, pero sí prendió la carta de la tía Josefa, la viuda que vive en Pamplona, invitándome a visitarla, porque hay posibilidades de heredar parte de sus propiedades. El tío Joaquín tenía un campito y se dedicaba a la cría de cochinillos, pero espichó. Cuando se habló del tema, mi prima de Figueroa, que es más ignorante que yo, se pensó que se dedicaban a la cría de chinchillas, y ya se imaginaba vestida con pieles!
Sigo, porque cuando me contestes me contarás cómo te va a vos en Rosario. Como un judío errante, arrastrando mis bártulos, busqué algo barato para vivir, pero todo es tan caro!. Al final, conseguí una pieza en la calle Huertas, bastante céntrico, no tan caro (24 euros) y cerca del Museo del Prado y la estación de Atocha. Se llama "Vetusta", y la dueña es una viuda muy vetusta, que quiere decir vieja, pero tiene unas hijas que están re-buenas. ¿Viste lo que se habla del destape español? Estas minas están re -calientes, apenas te ven por los pasillos, se levantan la remera y te muestran las tetas, redondas y suavecitas. Y no te podés hacer el distraído... lo que pasa es que fueron muchos años de taparse, de vestirse con ropa oscura, y de no mirar a los hombres. ¡Uy, viejo!, imaginate si viviéramos juntos, la de jodas que nos mandaríamos, ¿no? A propósito, cómo está la flaquita Adriana, ¿la ves? Contame después. Me tenía bastante perdido con sus "que sí, que no, que después". Abajo del hotel hay varios bares de tapas y pubs adonde concurren los chulos del barrio y muchos extranjeros de paso, y otros, como yo, que están descubriendo recién la ciudad. También hay tascas de "chamberil", como le dicen, que son baratas y va gente ordinaria, pero te divertís a lo loco, no sabes!.
Para pagar la pensión y comer, por ahora, trabajo en el estacionamiento de un hipermercado. Te pagan unas chirolas por cargar la mercadería en los coches de los clientes. ¡Unos coches de puta madre!
Mañana, que me tomo franco, voy a agarrar un subte para ir a ver a mi prima Angeles, que vive cerca de la Moncloa. Te imaginarás que todavía no vi a los reyes, creo que viven por ahí... Averiguaré también qué carajos es eso de la Edafología.
Bueno, amigo. Espero que ésta te llegue pronto y que escribas contándome de tus cosas.
Un abrazo.
                    Carlos.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Laberintos con zapatos y tacones.

El público es muy heterogéneo. Hay preponderancia de especímenes raros: estudiantes prestas a tomar nota con errores de ortografía en sus cuadernos; veleidosos intelectuales llenos de citas en la cabeza; bohemios vanidosos de utopías dialécticas y anteojos; jubiladas que hacen cursillos de interpretación de textos literarios; académicos de diatribas, exégesis, hipérbaton y elipsis. Junto a ellos, individuos normales. Por ser amplia la audiencia, se habilita otra sala accesoria. Mientras finalizan los detalles de instalación de la pantalla gigante, el sonido y las luces, los asistentes se acomodan.
A ella le queda un lugar entre los últimos asientos, en la zona más oscura. A su lado se instala un muchacho rubio, esmirriado, un poco cojo. Se da cuenta por el bamboleo al caminar cuando buscaba un lugar, y más tarde, lo corrobora al ver que el zapato derecho, abotinado y negro, tiene una zuela que triplica a la del pie izquierdo. Su aspecto es llamativo, especialmente por unos ojazos verdes soñadores, de cejas finas y de tez blanca salpicada de pecas; todo enmarcado con una barba prolijamente recortada, que termina en una punta de pelos colorados y sedosos. Se establece entre ellos una corriente de simpatía que los acerca más allá de lo común, para circunstancias como ésas. A su derecha están ubicados una pareja de conocidos que la saludan con inclinación de cabezas, aunque ella poco puede advertir. La charla versa, quizás, sobre teoría literaria de algún autor contemporáneo. Su disposición está plenamente enfocada en esos ojos que la cautivan y su voz suave que, cada vez más cerca la va arrullando en su oreja izquierda. No sabe cómo llegaron a esa íntima comunicación. En esos momentos él está recitando los versos de un poeta desconocido, que a ella, casualmente, la habían conmovido cuando los leyó. Una primera aproximación que los identifica. Habla de amor, de la delicada esencia femenina, de sus emociones, de sus contradicciones, de sus sensaciones... Sí, de sensaciones, que en estos momentos comienzan a sofocarla, a la vez que descubre sus manos húmedas, y unas gotas transpiran su frente acalorada. 
No puede concentrarse en escuchar lo que anuncia el animador en el intervalo. Entre el público que conversa con animación, alcanza a escuchar una voz que le parece conocida. Es la de una publicidad: "¡Pero, si estás más linda que nunca!" Entonces, aprovecha la ocasión para despejar suavemente la mano que el joven había puesto, como distraído, sobre su rodilla. Los pliegues de la amplia falda marrón, disimulan la mano que va y viene, en círculos concéntricos, se detiene, y recomienza hacia el otro lado, sobre el hueso puntiagudo de la pierna cruzada, coqueta y de tacones altos, que se ofrece... Quiere y no quiere... Así, se incorpora súbitamente y empuja entre el remolino de señoras, para alcanzar un pote de crema de promoción. Aunque le hubiera gustado obtener una humectante anti-edad, sólo consigue una protectora solar; esa crema también contiene ingredientes para blanquear las manchas oscuras que suelen afear la piel de las mujeres maduras, que han estado expuestas al sol durante una vida. Cuando está agradeciendo al promotor, siente en su cintura una presión que, sin palabras, le está diciendo que aún es una mujer apetecible. El inicio de la próxima alocución se está demorando un poco.
-Miré la hora y calculé que quedaban unos escasos treinta minutos para ir al encuentro de mi hombre- Su voz y sus gestos parecían decir "de años repetidos, de días grises de cotidianeidad y confianza".
-¿Has dicho "miré"  y no "miró" -la hace reflexionar la terapeuta - ¿Entonces, la protagonista de este sueño sos vos?
Desde el diván ella no contesta y cae en la cuenta que lo que más le interesa es terminar el relato, sin considerar los pronombres personales, ni la persona verbal, aunque sí pensó en Tony, que estaría esperándola en el sitio acordado.
-¿Por qué había yo olvidado por esos momentos las cejas pobladas de Tony, su cabeza adornada con rulos abundantes, su cuerpo vigoroso, enfundado en el overol azul, salpicado de manchas de grasa, pinza en mano, en cuclillas, ajustando tuercas en su moto de competición? ¿Por qué no tenía memoria de esas manos toscas que la acariciaban desde siempre, como siempre, de un modo tan predecible? Tanto, que le hacía adivinar lo que vendría a continuación, y ella sabía que el beso que seguía era en su espalda... y nunca en su cabeza, o en los párpados, o en su nuca, y nunca la succión de un lóbulo huérfano de caricias para poder ver fuegos artificiales? ¿Por qué ese cielo siempre igual, esa luna plateada, quieta y redonda, cabrilleando sobre las olas, sin los matices del menguante, o del cuarto creciente?
La charla está tornándose un poco tediosa y se advierte que los expositores compiten para demostrar sus cualidades para la crítica literaria.
-Abundan en su obra los pasajes, irónicos, o serios, en que reconoce las fuentes, verdaderas o apócrifas...-dice uno.
-Hay metáforas de De Quincey para traducir la estructura del cosmos y su clave divina...-agrega otro.
-Una nueva retórica, una fresca sensibilidad...-la exponente hace una pausa y bebe del vaso que tiene enfrente.
El cosmos, los discursos, las fuentes apócrifas, se enredan en una verborragia imposible de seguir.
-Entonces acepto la invitación.
-¿Acepto? -la psicóloga anota en su libreta, sin disimulo.
-Sí, y nos vamos por un pasadizo con espejos enfrentados, por laberintos intrincados de cosmogonías infinitas, en un tiempo cíclico, cuando en una bifurcación agnóstica, aparecen bajo la recova, dos siluetas de capucha oscura, cadenas, tachas y botas negras, que nos atacan arremetiendo con cuchillo y nos despojan de ropa, cartera, zapatos y accesorios. Nos dejan desnudos en el arrabal del segundo crepúsculo y de la noche que se ahonda en el sueño.

Fragmentos del relato de este sueño están publicados en la tercera ponencia sobre "Ambivalencias en la psicología femenina. Dicotomías entre lo permanente y lo efímero" del XV Congreso Internacional de Psicología, llevado a cabo en el nuevo Centro de Convenciones. Cabe acotar que hubo problemas con la acústica en la sala mayor. Se anuncia la publicación de las monografías en la revista actualizada que estará disponible en el Colegio de Psicólogos, sito en la calle Urquiza.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Sobre llovido... mojado.

-¡Doña Carmen! Hace muchos días que no la encuentro. ¿Pero qué le pasó? ¿Por qué se tapa con ese pañuelo?
-Es que.. tengo un moretón muy feo, Dora, me choqué con el ropero.
-No le creo nada. Dígame la verdad. ¿El Remigio le pegó?
-No, solamente me zamarreó de los pelos.
-El hombre es un ser malvado. Y ninguno tiene cura.
-Bueno, yo vine a aprovisionarme, hay ofertas en esta semana.
-Mire... si lleva tres, paga dos.
-Desde que el volcán escupió cenizas y arena, estamos fritos.
-Sí, a mí me vinieron los parientes del campo... Todos amontonados en mi casa ¿se imagina? Abandonaron todo porque se les están muriendo las ovejas. Por suerte, mi comadre hace la comida.
-Y seguro que estaban preñadas, pronto es la época de parición.
-Sí, vinieron con el tren y les permitieron traer una borreguita recién nacida... es tan tierna. Es una mascota en mi casa.
-¡Ah! Sobre llovido... mojado. Mi compadre me dijo que en Villa La Humosa se están alojando los que vienen a radicarse acá. Debería mandarlos para allá y sanseacabó.
-Es que ahí, al lado del basural viven muy mal...
-Pero Uds. no pueden hacerse cargo de las miserias de otros...
-Los chicos, que son cinco, comen de lo que sacan del vertedero, porque nosotros no podemos alimentar tantas bocas. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar la quema!
-¡Un asco! y encima, vio anoche en la tele? Se nos vienen las ratas, y se están comiendo todo, hasta las gomas y la leña. Ayer nos entregaron la leña por el Plan Calor.
-Lo escuché en radio "Mascaró". Dicen que hay que mantener limpio y ordenado el predio.
-Sí, pero también, oiga, los vecinos son unos roñosos. Yo la agarré de las mechas a la atorranta ésa, para que haga algo con la leña tirada ahí.
-¿La de Alarcón? Ya sé, no sé si de Alarcón, o de Ojeda, o de Pichunleo. Está siempre largando hijos y dice que por la panza no puede hacer nada en la cas. ¿Qué le parece?
-Yo voy a comprar trampas, cebo, veneno, de todo!
-Aparte, hay que rellenar los "aujeros" con "Virulana". En mi barrio te cobrar un ojo de la cara el paquete.
-Dicen los que saben que esto que está pasando es porque floreció la caña colihue y eso pasa cada sesenta años. Se comieron todas las semillas, engordaron, se multiplicaron más de la cuenta, y ahora están hambreadas...
-$12 el paquete, llevo dos.
-Yo no le creo a ésa, la hija del guardaparque. Más bien les creo a los Testigos de Jehová, que se viene el "apocalipse" nomás.
-El pastor de la Iglesia Metodista también dice eso. Es que nos portamos tan mal...
-Por ejemplo, al Jonathan lo agarraron a la salida del boliche y lo castigaron fiero. Tuve que ir a buscarlo a la "sesional". Al amigo, al Cristian, lo dejaron adentro porque dicen que se había afanado un autoestéreo.
-¡Ay! Ud. tiene puros varones... y esos críos siempre andan en líos, siempre en pedo, por ejemplo mis vecinos, vuelta a vuelta, en cana.
-¿Y sus hijas, qué tal?
-La Yessi abandonó la escuela y dice que quiere trabajar, pero otra vez está en estado. ¿Qué me dice?
-¿Y el padre? ¿Se borró?
-Ella no me lo quiere decir, pero creo que no sabe si es el de "El Pilar", o del que trabaja en el "shopin". Los dos son unas ratas, igual...
-Me contaron que las ratas muertas de hambre salen del cañaveral y van a tomar agua, o les agarra el "estres", y se suicidan...
-O entran a las casas de uno a robar comida con todas las crías atrás.
-Tengo que llevar polenta, está barata ¿eh?
-¡Ay! Qué mundo más decalabrado.
-¿Y los políticos, qué me dice?
-Me tienen podrida. Puras promesas y después de la campaña, estamos igual. Todos los candidatos prometen que van a mudar el basural... tantos años y sigue ahí cada vez más grande!
-Hola Yeny, ¿comprando?
-Y sí, de esto no nos salvamos. Chau.
-Ahora se tiñó de colorado, ¿la vio?
-Y claro! Si anda con el presidente del Concejo, lo juro!
-Se ve que la atiende bien. ¡Cómo engordó la yegua ésa!
-Pobre el marido, todo el día con el culo en la cal. Mire, si yo fuera él, la fajo, le cuento.
-¿Y la otra hija, la Claudia, trabaja?
-Sí, en lo de la Pety, que ahora le dicen "cuafer", y viene siempre con un olor a cosméticos, a tintura, no sé qué. Y a mí me da por estornudar, y ¿sabe? Ella llega y me dice: "Otra vez guiso, y picando cebollas!QSabés que me hace llorar". Eso me dice.
-Otra cosa, con esto del volcán, ni truchas podemos comer. Mi viejo iba siempre a "furtiviar" al arroyo, pero ahora se termino. Aparecen pescados muertos, dicen que por la contaminación.
-Después van a aparecer pejes con tres ojos, como en Los Simpsons...
-Y los incendios que vamos a tener este verano... porque las cañas se secan. Estamos fritos. Encima, hay cortes de luz a cada rato, como ayer, que me perdí la novela del canal 9.
-Las cenizas perjudican los alternadores y se corta todo... hay que desenchufar todos los electro-domésticos. Yo me compré un LSD en cuotas. Buenísimo, es como un cine.
-¡Uy!, qué tarde se hizo, y nosotras, de pura charla, lo más campantes.
-Voy a hacer algo rápido, salchichas con puré.
-Otro día la voy a visitar y nos tomamos un té o unos mates. ¡Ah!, y cuídese. No vaya a ser que se choque otra vez con el ropero, eh?

sábado, 3 de septiembre de 2011

Conversación en "La Barraca"

-Lindo lugar, no?
-Me dijo Silvia que no podía venir.
-¡Uy!, mirá, allá viene la homenajeada...
-Parezco una gallina desplumada, como las coloradas, después de poner el huevo!
-Este collar me lo compré en Miami.
-Mirá qué flaca está aquella...
-Le dije que se ponga rimmel anti-agua, pero nunca se maquilla.
-Se conserva, parece, por el frío y las cenizas...
-Habrá que agregar más mesas, porque vienen llegando más.
-Le queda bien ese color, ¿no?
-Firmen la tarjetita para el regalo.
-La moza está atosigada... no da pie con bola!
-¡Cómo, no me conociste, Negro!
-No, yo te miraba las lolas...
-Dicen que tiene novio...
-A ver, a ver, ¿dónde nos ubicamos?
-En el precio están incluídas dos pintas, o dos gaseoas, o un vino para cuatro.
-¡Qué bueno, también vino la Negra!
-¿Tudo beim?
-Por favor, las flores, un ratito en agua.
-¡Uf! Qué calor.
-Yo soy a-térmica... más bien tengo frío.
-Creo que más bien sos a-temporal, vos.
-¡La bebida, por favor!
-En la mesa de allá hay cuatro ex alumnos, y cómo nos miran!
-¡Te hiciste alisado permanente? Me encanta!
-Dicen que después habrá show.
-Si habla, se va a poner a llorar, te lo garantizo...
-Vení, sacate una foto con nosotros.
-¡Y después, acá!
-Estás divina, che!
-Entonces, te hacés así, con las manos, y ya está.
-Tengo hambre.
-¿Y tus hijos?
-¡Ya sos abuela, no me digas!
-Ese pelado de la barra te está mirando hace rato.
-No me gusta, tiene mucha panza.
-Bueno, les cuento...
-¿Te acordás cuando...?
-¡Qué le pasa a aquella...Podría haberse puesto algo más suelto... mirale los rollos, la de la mesa de la derecha...
-Acá, tinto, por favor.
-Para mí, una mineral sin gas.
-¿Podría calentar el plato?
-Más pan por acá.
-La decoración del escenario es muy bizarra, para mi gusto.
-Sí, está enferma, por eso no vino...
-Y entonces, voy a la pileta, y después al sauna.
-¡Oh!, parece que empieza el show.
-Y yo hago Pilates.
-¡Buenas noches a todos... parece que hoy tenemos gran concurrencia femenina!
-Con lo que me gustan las rosas... Gracias.
-Soy vegetariana, sin carne para mí.
-Si te queda grande el reloj, lo llevás a ajustar. ¿Te gusta?
-Las pastas con salsa me dan acidez.
-Sí, se divorció y se casó de nuevo. Linda la chiquita...
-¿Le sirvo otra porción?
-No, retire nomás.
-Todas las mañanas camino una hora, y me hace bien, por las várices, ¿viste?
-Riquísimo el postre!
-Esta música me pone nostalgiosa, a vos no?
-No te escucho, gritá!
-Queremos conocer a los cumpleañeros... A ver... por aquella mesa...
-Ahora, viajes, sexo, comidas con amigos y...
-En esta mesa, una jubilada reciente!
-La homenajeada, al escenario, por favor.
-Malo el sonido... me tortura los oídos.
-No quiero hablar para público ajeno... ¡No!
-Aquella, la de la mesa de atrás, parece un gato con botas.
-Miren la de negro, se posesionó. Hay que exorcizarla, che!
-¡Qué desubicada!
-Vamos a cantar "Chiquitita..."
-Y nosotras, una de Ricky Martin.
-Allá viene la pro-secretaria, y dijo que no podía venir...
-Sacale fotos, ¡qué caraduras!
-La gorda es una show-woman...
-¡Qué divertido!
-Solamente en el estribillo la pegan con las notas.
-¡Ah!, se escabullen disimuladamente.
-¡Gosté muito da festa!
-Son ludópatas.
-Tanto ruido me indispone los oídos...
-¡Otra! ¡Otra!
-¿Queda mal si nos vamos?
-No, me parece que están esperando que vos te vayas primero...
-Nosotras nos vamos también.
Otro día nos juntamos, para chusmear, a tomar un café. ¡No te olvides de las rosas!

jueves, 1 de septiembre de 2011

De migraciones y de transmigraciones (4º parte))

ese cuadro que está ahí con el ciervo de seis astas mirada triste y fondo verde lo pintó Phillips el hermano menor antes de ir a la guerra y ella con lágrimas chorreando por su rostro cansado pocas veces la vi llorar relataba que con los otros hermanos seis iban a Eberstrasse viendo a los sobrevivientes rumbo al Marienhospital que llegaban emparchados con muletas de palo de cerezo con trapos ensangrentados seguro que eran los mismos algodones que las nenas hacían en la escuela deshilachando telas viejas para el campo de batalla rengueaban casi todos muchos y ellos se apretaban las manos y esforzaban la vista para verlo regresar pero Phipp no estaba y nunca llegó y el primo Gerhardt vino una vez a visitarnos y se comía con fruición la pila de empanadas picantes que yo había freído recién y pedía wassersprudell espumante de ananá wassersprudell qué sed que tanto le gustaba y ella decía qué lindo muchacho se parece a Alejantrito ¿vaistu? como Román el novio de Paty un amor de verano en la playa siempre halagando a los varones de la familia no a las mujeres que decía que eran unas arrañas pero estuvo a mi lado después que nació Catalina yo sola dándole la teta escuchaba las sirenas  bocinazos y petardos de la noche vieja y del año nuevo 1985 yo no tenía a mi madre que me acompañara ni cuando me peleaba con Martín no podía decir me voy a casa de mamá que estaba lejos no y tampoco podía ir a la casa de mi suegra que no la elegí yo no pero ella me trajo un licuado de bananas y yo tenía un hambre ... y me dijo si Ud. tiene hampre es porque está sana tome y que le aproveche gracias le dije yo a ella no le gustaba que le regalen nada para no tener que agradecer qué olor a monja dijo cuando en el horario de visitas llegó una samaritana de atuendo negro a visitar a la enferma de la cama de al lado y después nos dijeron que teníamos que sacarla de la clínica y la llevamos a casa no tomaba las pastillas de carbón con el dedo hacía dibujitos negros en la pared blanca nubes flores o las tiraba debajo de la cama y transpirando hablaba de su rosal de la casa de Olivos que vendió y se vino a Bariloche porque las montañas se parecían a las de su páis tenía otro rosal frente a su ventana que tanto había crecido que le tapaba la vista del Nahuel Huapi entonces agarró un serrucho oxidado y sin filo para podarlo pero la escalera se deslizó y cayó suavemente un esguince de muñeca a los 89 años no es nada y en sus pesadillas aparecía su hijo Buby el que había nacido en Alemania y entre las bombas de la Revolución Libertadora del '45 saltó a un Ford T descapotado que estaba en marcha y se lo llevó salvándose entre los estruendos y explosiones acá y allá después más tarde se murió de un infarto navegando cuando una sudestada lo agarró solo en pleno Río de la Plata y el barco se bamboleaba y no podía achicar el agua que entraba porque tenía que virar ojo con esa roca y ¡crash! y el viento estaba cada vez más fuerte hasta que el río amarronado y turbulento lo depositó en las costas de Carmelo y yo pensaba cómo habrá sufrido cuando murió su hijo mayor entonces la llevábamos a Magdalena para que la cuide mientras con Martín íbamos al cerro Otto a esquiar entre los árboles nevados y la vieja para no ocuparse de su nieta que dormía la tapó con un pañal de tela para que no se despierte y así ella podía fumar tranquila y leer los diarios viejos con una lupa de mucho aumento tampoco cuidó a la chiva que le llevamos de regalo porque la chiva busca el monte y se fue por el cipresal de Monte Lindo una vez también la dejamos a Magdalena para que se quede con ella una semana por vacaciones y la abuela mala abuela la tuvo todo ese tiempo sentada en la bacinilla hasta que le enseñó a avisar ya no tenía que cambiarle los pañales ni lavarlos así que cuando regresamos Magda chiquita ni nos quería mirar nos daba vuelta la cara porque la habíamos abandonado con esa abuela que le tocó en desgracia...

-¡Eh!, te tomás los mates vos sola!, dame otro.
otra vuelta para no encontrarse con la consuegra la otra la "finolli" que hablaba francés y tocaba el piano todo barroco art decó la vio que llegaba a visitarla a su casa tengo una casa de piedra frente al lago había fanfarroneado se escondió debajo de la cama escuchando y luego salió con dos valijas ¡ah! justo me estoy yendo a Buenos Aires estoy apurada tengo que tomar el tren con un beso fugaz le dejó el libro del cacicque del país de las manzanas para que se entretenga y conozca algo de esta región...

-¡Uf! ya se me secó el garguero de tanto hablar.
-Sí, me habías contado que se murió sentada en el inodoro de tu casa. Una diarrea imparable -recordó Marta.
-Sí. Ya vamos finalizando. Me quedé pensando en la metempsicosis. En qué habrá transmigrado, o se quedó en víbora nomás?
Silvia se reclinó en el sofá y un sopor la fue adormeciendo.
-¿Qué pensás, ma, te gustaría volver a ver a tu mamá cuando te mueras? -Cata, que había escuchado algo del final me preguntó. Justo un día antes del 31 de diciembre, antes de cumplir sus 24 años. Casi un cuarto de siglo ya!.
-Te juro, Marta -le dije desperezándome -se me apareció la imagen de mi mamá alta, joven, delgada, de mirada dulce y una sonrisa inmensa que me traía de regalo una muñeca. Era Brunilda, montada en un caballo volador, armada con coraza, escudo, yelmo y lanza. No era la doncella guerrera de los romances españoles.

Al momento de tocarla, un dragón lanzó una bocanada de humo y, al disiparse, dibujó la foto de "Meditaciones filosóficas" en el Walhala, mientras la música de Wagner atronaba en sus acordes finales.



De migraciones y de transmigraciones (3º parte))

Cuando conocí a Ketty era una viuda casi anciana pecosa peligrosa ¡uy! un lapsus quise decir pelirroja de canas y delgada pero de formas sinuosas coqueta era entonces para que no le vean la cara arrugadísima iba en el colectivo agarrada del respaldo del chofer y de espaldas a los pasajeros todos la admiraban vestida color mostaza remera y pantalón al tono ¡ah! me acuerdo que en la terraza de Libertador mostró sus habilidades atléticas haciendo la vertical y caminando patas para arriba y yo para no ser menos la acompañaba ¡ah! déme unas patadas le dijo al verdulero de veras quiere que le dé unas patadas sí son tan sanas las patadas suavizando transformaba la b por la p y cambiaba la t por la d déme ésas de cáscara colorada recién cosechadas las otras se pudren muy rápido ¡ah! bueno ahora sí nos entendemos Filla Pallester decía el papelito que le extendía al chofer del colectivo que la tenía que llevar a Villa Ballester donde vivían recién llegados tenía un perro viejo y flaco que se llamaba Wolfi lobito y como ya no le servía como compañía ni como guardián le caminaba encima alfomprita alfomprita hice kirsh licor de guindas y nos convidaba para calentarnos frente a la chimenea de Quinchahuala había que taparse la espalda con una manta porque el frío te calaba los huesos mientras sacaba unos recortes de diarios amarillentos y leía las noticias subió el precio del combustible falleció el locutor de Informe Blanco el que transmitía por radio todo el mundo del esquí en el cerro Catedral y también tomaban ginebra bien beodos se ponían mientras yo tragaba un caramelo tras otro que sacaba de la caramelera lo único que le quedó de la herencia de Alemania amapola roja plumencorn azul y espiga de trigo amarilla habrá escasez de papas y entonces cuando viajó en tren a Buenos Aires llevó una bolsa de papas y al descargarla y ponerla en el jeep de Martín se rompió y se llenó de papas el piso de Retiro y los viajeros se enojaban con sus maletas para esquivar una papa aquí dos más allá rodando el conde Coviello de Mar del Plata sobre todo negro volados y maletas le faltaba el parche de pirata aunque no tenía un peso partido al medio preparaba un manjar e invitaba a Martín unas papas au vine una exquisitez que acompañaba eso sí con un espumante del Rhin un sibarita ése ¡Ajj! deja ese quiso que traje lechón adobado y leberwurst y queso cammembert que le compré a la gorda Ingrid la cachetona de la fiambrería alemana y de postre apfelstrudel algunas veces y otras veces selva negra de chocolate y crema después comía sólo papas que hierví para tener y comía lechuga amarga silvestre diente de león del bosque que cosechaba en su jardín y así se pasaba quince días hasta llegar al día de cobro de la jubilación iba caminando ocho kilómetros hasta el centro con la cara llena de hollín en los poros y las uñas negras encorvadas largas pero eso sí labios rojos de carmín para coquetear contaba que cuando era chica las hermanas debían hacer la guardia del dulce de ciruelas en el sótano donde guardaban el carbón del Rhur durante toda la noche revolviendo continuamente para que no se queme y como le gustaban las cebollas fritas una delicatesen le cumplía el turno a su hermana Mi si le cocinaba ese manjar eso me decía mientras patinaba entre las góndolas del mercado Gigante en el sector menages y yo temblaba porque parecía un elefante en un bazar mirra ésos son austríacos qué asco decía sin disimulo y al salir veíamos los Ford Falcon verde oliva sin patentes que parados en el semáforo de Libertador iban a Olivos lentes negros apuntaban sus armas que asomaban por las ventanillas y daban miedo como cuando nos revisaron y controlaron los documentos en Plaza Francia en la feria donde Rodolfo vendía artesanías en cuero cinturores carteras y Movicom y todo eso ¡ah! un vivo el flaco ése que le hacía compañía a la vieja para que le preste el Isardt modelo 60 que se había comprado ella no sabía manejar pero se sentaba al volante imaginando que conducía dando la vuelta al perro por la Mathildenplatz  antes de la destrucción

-Dame otro mate.