domingo, 18 de septiembre de 2011

Madrid, 25 de marzo de 1979.

Alberto, amigo:
                        Como verás, ya me encuentro en Madrid. Sabés que hace tiempo estaba queriendo salir de Argentina, desde que me echaron de la tornería. ¿Seguís trabajando con ese capanga? Tuviste suerte que no te agarraron a vos durmiendo entre los fierros del depósito. También te habrás enterado de todos los tramiteríos que hubo que hacer; el tío José, que es abogado, me dio una buena mano, pero allá uno no podía soportar más, una malarial, viejo!... Fue como una premonición para decidirme,  cuando vi en la tapa de la revista "Humor": "Prohibido mirar, hablar, escuchar..."
Bueno, pero para qué te voy a contar. Mejor te digo cómo estoy acomodándome en esta ciudad que es muy "cojonuda". Acá también te controlan todo para dejarte ingresar. Primero, el aeropuerto de Barajas, un mundo, che!. Además de los dólares que llevaba para mostrar que tenía "pasta" para permanecer, tenía una carta de mi prima Angeles, que es de Badajoz, pero vive acá en Madrid, en la ciudad universitaria, porque está estudiando Edafología (todavía no sé lo que es eso). Los tiras miraron la carta y no me sirvió de nada, pero sí prendió la carta de la tía Josefa, la viuda que vive en Pamplona, invitándome a visitarla, porque hay posibilidades de heredar parte de sus propiedades. El tío Joaquín tenía un campito y se dedicaba a la cría de cochinillos, pero espichó. Cuando se habló del tema, mi prima de Figueroa, que es más ignorante que yo, se pensó que se dedicaban a la cría de chinchillas, y ya se imaginaba vestida con pieles!
Sigo, porque cuando me contestes me contarás cómo te va a vos en Rosario. Como un judío errante, arrastrando mis bártulos, busqué algo barato para vivir, pero todo es tan caro!. Al final, conseguí una pieza en la calle Huertas, bastante céntrico, no tan caro (24 euros) y cerca del Museo del Prado y la estación de Atocha. Se llama "Vetusta", y la dueña es una viuda muy vetusta, que quiere decir vieja, pero tiene unas hijas que están re-buenas. ¿Viste lo que se habla del destape español? Estas minas están re -calientes, apenas te ven por los pasillos, se levantan la remera y te muestran las tetas, redondas y suavecitas. Y no te podés hacer el distraído... lo que pasa es que fueron muchos años de taparse, de vestirse con ropa oscura, y de no mirar a los hombres. ¡Uy, viejo!, imaginate si viviéramos juntos, la de jodas que nos mandaríamos, ¿no? A propósito, cómo está la flaquita Adriana, ¿la ves? Contame después. Me tenía bastante perdido con sus "que sí, que no, que después". Abajo del hotel hay varios bares de tapas y pubs adonde concurren los chulos del barrio y muchos extranjeros de paso, y otros, como yo, que están descubriendo recién la ciudad. También hay tascas de "chamberil", como le dicen, que son baratas y va gente ordinaria, pero te divertís a lo loco, no sabes!.
Para pagar la pensión y comer, por ahora, trabajo en el estacionamiento de un hipermercado. Te pagan unas chirolas por cargar la mercadería en los coches de los clientes. ¡Unos coches de puta madre!
Mañana, que me tomo franco, voy a agarrar un subte para ir a ver a mi prima Angeles, que vive cerca de la Moncloa. Te imaginarás que todavía no vi a los reyes, creo que viven por ahí... Averiguaré también qué carajos es eso de la Edafología.
Bueno, amigo. Espero que ésta te llegue pronto y que escribas contándome de tus cosas.
Un abrazo.
                    Carlos.

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