domingo, 2 de febrero de 2025

Historias con pájaros

 Antes, en la madrugada, un zorzal cantaba en mi ventana y me anunciaba un nuevo día para comenzar con alegría la jornada. ¡Siempre hay tantas cosas para hacer! Algunas son difíciles de resolver, y otras, se deslizan suaves, como en un tobogán.

Ya no me despiertan más desde el viejo roble, porque hay otros árboles más allá. Un notro florido que rojea, una lluvia de oro que amarillea más aún cuando ilumina el sol, un nogal y un maitén verdean con toda su majestuosidad.

Un sueño profundo que duró un segundo me inquietó esta mañana. Sonó el timbre, que no hay en casa. Núñez, se oyó, a la pregunta ¿quién es? Abrí sin anteojos, pero no distinguí a los dos tipos. Corrí a buscar los lentes. Dijeron ser Núñez y Vargas, que venían a cortar el pasto en la vereda, pero esos no tenían pinta de ser jardineros. Fuimos después a conversar al bungalow desocupado; ellos ofrecieron mates y facturas. Quise abrir la ventana del dormitorio, y la hoja vidriada cayó hacia afuera, sin romperse. -Ud. no tiene que trabajar tanto, señora. -- Habían dicho, porque me veían podar el cerco de retamas con la tijera desafilada. Irrumpió inesperadamente mi madre, que murió hace años, y siguiéndola, mi padre, que también murió poco tiempo después. Sin intervenir, se sentaron a escuchar la charla, en actitud pasiva, al contrario de la habilidad proactiva de mi padre y el acompañamiento sumiso de mi madre. Se oyó ruido de máquinas trabajando al lado, aunque más bien fue un golpe seco, que me despertó.

¿Por qué los padres aparecieron en ese ambiente actual, con los roles cambiados? Indago acerca de la interpretación de los sueños y veo tres opciones que me atormentan. Se avecinan tiempos problemáticos y negativos. Advertencia o consejo: dejar de hacer lo que está mal. Mensaje de tiempos calmos y plena felicidad. ¿Con cuál de ellas me quedo?

En esas elucubraciones andaba, cuando un golpe en la ventana me alertó. Era un zorzal que chocó y cayó muerto en el jardín. Ayer había lavado los vidrios y eso está bien. Era necesario, después de tanto viento y lluvia. ¿Qué cosas estaré haciendo mal? El gato del vecino Jorge, siempre alerta, terminó con el pobre cuerpecito, dejando un desparramo de plumas sobre el césped. Estoy con el corazón en la boca. Grandes dudas e incertidumbre ensombrecen mi día. ¿Habrá que dejar de hacerle caso a la intuición y ser más racional? ¡Ay, qué cabecita de chorlito! ¿Qué futuro me estará esperando?

Ahora, un colibrí revolotea entre las flores de michay. La paz vuelve al cuerpo, porque esa imagen anuncia que mis muertos están bien y me auguran tiempos mejores.

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