domingo, 2 de febrero de 2025

Confidencias

 

 

--¿Cómo te va con el príncipe azul?

--Cortamos hace un tiempito. ¿Y vos?

--Todavía sigo buscándolo, desde que murió mi compañero.

--¿Y no lo conseguís?

--No, los que pasaron, así como vinieron, se esfumaron. ¿Qué le vamos a hacer?

--Contame.

--Encontré uno que no era lindo, tenía una espalda jibosa, cara de sapo y sin un mango. Hice de tripas corazón, besé su boca de batracio para salir de tanta soledad. Pero no resultó.

--Pasa que nosotras idealizamos al amor y queremos transformarlos a nuestra medida, pero no se puede… lo intenté, te lo juro. Por ejemplo, yo pensaba que había conseguido mi media naranja, por ser cariñoso, amable y protector. ¿O habré estado buscando un padre? Tenía 14 años más que yo. En fin, andaba muy Chacabuco ¡y yo no soy samaritana!

--¡Ay, no! Tenés que pensar que nosotras somos una naranja entera, original, que aún somos dulces y jugosas, aunque un poco ácidas. ¿Vos qué pensás?

--Claro, a nuestra edad todavía podemos seducir, aunque lo que ocurre es que los hombres quieren sofocarnos hasta la sumisión; me parece que a ellos no les convence porque pierden su rol de macho, salvo que quieran arrimarse para que los banquemos con todo, porque no quieren trabajar para ganarse el mango…

--Entonces, la metáfora del príncipe azul no va más. ¡Estamos en el siglo XXI! ¿No te parece?

--Los cuentos de hadas eran para que las abuelitas nos lean historias para descansar cuando estábamos con fiebre y chuchos, o como me pasó a mí, con los flemones que siempre me torturaron… que la bella princesa es despertada por un príncipe con un beso, que las madrastras son malas, que el destino, que los zapatitos de cristal… ¡y la mar en coche!

--Cuestión, que ya no hay hombres de traje principesco, fajín dorado y bigote lustroso. Mirá esos que pasan por allá. Cuerpos llenos de anabólicos, camisas abiertas, lampiños, usan chupines ajustados y van con mocasines sin medias, juntitos y risueños. Y ni nos miran.

--Yo quería un príncipe azul, así que seguí unos consejitos: “Para conseguirlo, tenés que agarrarlo del cogote, y enseguidita verás que se pone azul”. Eso hice con el último que conocí. Quedó tirado en su Dpto. y ahora ando escabulléndome, escapando al bulto.

Ayudame, porfi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me gustaría conocer sus opiniones, percepciones y comentarios de las páginas de mi blog.