-Má peró, vení qua. Non te nevades, eh! -me dijo desde el sillón-hamaca de mimbre que, en su vaivén murmuraba con ese sonido monocorde, tan familiar. Cuando dejaba de oírse, todos sabíamos que la nona se había dormido.
-¿Abuela, estás bien?
E la pura veritá... sempre andás callejeando y no parás más. ¡Qué facés dando vuoltas como tío vivo, megliore ayudá a tu madre que se desloma todo el día por la casa, por su marido, mío figlio, y per té, lavar los pisos, barrer la vereda, baldear la galería, regar las plantas, tirarle maíz a las gallinas, todo! Io non posso piú más, tú sabes, ya no puedo caminar hasta el gallinero. Me gustaba antes ¡piú, piú, piú! tirarle las cáscaras y los huesos y me reía tanto, cuando se peleaban la bataraza con la colorada!... Antes juntaba los huevos de yema amarilla y cáscara verde, porque Federico siempre les trae una bolsa con pasto tiernito y les tira maíz. Ahora, con la catarata, casi no veo. Tu madre sí que es una buona moglie; lo único que no me gusta es cuando cocina los "spetzels" y me da una copa sola de vino y nada más, y de vuelta guarda la damajuana debajo de la mesada. Yo nunca puedo robar un sorbito, porque ella siempre anda trajinando por toda la casa, fregando, pasando el plumero y cantando esos tangos y esas milongas que no me gustan. Io antes cantaba canzonetta napolitana, y hasta bailábamos tarantela con Bartolo, el finado. Sï, é vero! Pero tu madre, que es una santa, aprendió a hacer los gnochi que yo le enseñé; los hace "para chuparse los dedos", los domingos. ¿Hoy es viernes? ¿Qué comemo? En cambio, mi hija, Amalia, no sabe cocinar, es una "svergognatta", sabés? Me dejó sola y se escapó con el ferroviario. No sabía ni hacer un huevo frito, ni pelar una gallina, siempre soñando con ser maestra. ¡Qué va a ser! Y bueno, en todas las "famiglias" se cuecen habas. Me contó Doña Isolina que ahora está "cecatta" que a su hija la Angelina se le dio por el arte, y se tomó el tren para Buenos Aires. Casi no viene y cuando viene, parece una artista de cine, o le habla por teléfono, pero ella no entiende casi nada... ¡Qué cosa, y ni grita cuando habla desde tan lejos!. Sí, é vero... Otro aparato endiablado es el televisor. El hijo de los Williner se compró uno de esos y su madre, la pobre vieja Úrsula, que siempre está fumando en pipa, cuando prenden la televisión, a ella le da vergüenza que la vean los artistas, y tira la pipa atrás del sillón, y ahí queda, humeando y deja ese olor rico del tabaco. ¿Vos no estarás fumando cigarros, nena? Yo me ricordo del Enrico, mi hermano. Él no se murió por fumar, lo mataron "a la güera"; él era un camisa "nera" y se nos fue, tan joven!. Ahora me vino a la memoria el montecito de abedules en la campiña, cerca de Greppo. Un enjambre de maripositas amarillas. De colores tan vivaces no se sueñan. Yo las quería atrapar y revoloteaban sobre mi cabeza de trenzas rubias, y mirá ahora, il capelli lacio, finito y gris que se mantiene firme con estas peinetas y la "Glostora" que le saco a Federico... y había matorrales donde se escondían las liebres, entonces Oreste y Pietro las perseguían por la hierba; con las escopetas preparadas, iban olfateando el aire y el trébol. Por ahí se escuchaba una descarga y venía uno con un ganso colgando de las patas. Las liebres siempre se escapaban. Sí, é vero! y comíamos uvas de las parras silvestres, o de la finca del vecino Antognolli, qué ricas. Las de ahora, de la verdulería no son tan dulces, parece. Tu mamá sí que hace cosas dulces, la torta alemana con pasas y cremas, usa la nata que queda flotando en el tacho que deja el lechero... y cose esas confecciones de los figurines de moda, tan lindos. ¿Y vos, nena, cuándo vas a aprender a coser? Mirá que después te falla la vista, "come a me".
La que no sabe hacer nada es la mujer de Genaro, ésa sí que puro peinarse y pintarse las uñas. Es una pituca esa Irma... yo no la quiero, se ve que cuando vienen, es de puro compromiso nomás... Nena, decile a tu mamá que me traiga unas masitas, que tengo hambre. ¿Ves? Ése es un defecto de la Pochi, me tiene siempre con hambre, dice que por la "diabeti", pero yo creo que es por amarreta.... Amarettis y una copita de licor de anís, me gustaría.
"Era estremadamente pericoloso, andavamo tutti de cacería, "jovinessa, jovinessa, primavera di belleza". ¡Certo, avevamo sesenta anni meno!
"Alli armi i fascisti, morte i comunista, a basso i socialisti" canta bajito y la mirada es ahora un vidrio barato, cascado y añoso. Desde la jaula que cuelga en la galería, rebosante de helechos y geranios, cuando el sol da a pleno, el Perico inicia su contrapunto. "Lo muchacho peronista...", como una letanía sin respuesta, como una retórica entre sordos.
-Má, la abuela se durmió! -anuncia la nieta. Llega arrebolada y se sienta al lado de la nona.
-Sí, ya me di cuenta, porque no oía el sonido del sillón. Clara, tapale la espalda con la pañoleta, que ahora hace frío.
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