jueves, 22 de septiembre de 2011

Rosario, 20 de abril de 1979 (continuac. de Madrid, 25 de marzo...)

Carlos:
            Me alegró recibir tu carta larga. No soy como vos, porque me doctoré para bruto. Ya en el industrial eso no me gustaba, lo de escribir, y menos literatura. En cambio vos sí. ¿Te acordás cuando para perder el tiempo le pedíamos a la de Ledesma que vos leas una parte de "Marianela"? Todo eso para no tenerle la vela con eso de Galatea y el gigante de un solo ojo, y entonces vos leías: "Su perro, Choto, se metía de nuevo en la cueva". Cómo nos cagábamos de risa!.
Bueno, acá sigue todo igual, la tornería y el fulbito con los muchachos. Les metimos una goleada el sábado a los de Villa Constitución. Las minitas, todo igual. Me contó mi hermano que Adriana anda con ese tipo que conoció en Bariloche, en el viaje de egresados, el que bailaba todo destartalado y se metió en la ronda con nosotros. Viene a verla cada tanto, pero es un viejo! Yo lo vi de día y es medio pelado, barburdo y tiene canas.
¡Ah! En mis ratos libres, ahora soy autónomo, ja! Me compré un matungo y un carro y me voy al basural de la ruta 9 y junto toda clase de fierros para vender en los desarmaderos y en las herrerías.
Bueno, viejo, ojo con las españoilas. Que no se te ocurra entusiasmarte, casi todas las mujeres son unas malas hembras egoístas y miserables. La más buena es tan venenosa como un sapo escuerzo y acordate que "Billetera mata galán".
Chau.
                                     Alberto, el empresario.

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