viernes, 12 de agosto de 2011

La serpiente y las embajadas.

Encanto y hechizo de sikus, charango, un huayno, yaraví de quena, tambor de piel de puma, como una quimera, es fiebre de ensueños, alucinaciones de coca y maraña de las selvas perdidas y secretas.
Iram Birgham, hipnotizador de Melchor Arteaga, por una moneda, por un sol, descubrió desde la ceja de la selva profunda, los vestigios de la ciudad fantasma, testimonios del monumental Inca, majestuosos templos y rocas sagradas.
La neblina va despejándose en Ollantaytambo y el grandioso sol del Perú ilumnina al rumoroso Urubamba, plata torrencial, sueño de orquídias, cedros, romerillos; el amor del hijo del inca por la joven quechua. Quiñuas y laureles idolatran al amor.
Inktipunku místico y ritual se yergue entre la niebla que allá arriba permanece densa y quieta. Se abre la puerta del sol hacia el esplendor de Machu Picchu, la pirámide trunca de la montaña vieja. Los temporales de lluvia y lodo ya han pasado como torrentes y vías de escape. No hay peligro, ni vértigo, ni barro ancestral.
Intihuatana, "donde se amarra el sol", expande toda su energía hacia los cuatro puntos. Norte, sur, este y oeste imperiales. El Templo del Sol es el que indaga a los astros del firmamento; el Templo del Cóndor es una gran masa pétrea de alas majestuosas esculpidas; el Templo de la Pachamama está callado y terco para ofrendar a la tierra; hasta los calabozos y los nichos de encarcelamiento, todo. Todo parece mantener un orden eterno.
Un mítico silencio granítico viene a explicar el magnetismo ritual y místico de las tres ventanas, de las deidades supremas. Tres, número mágico, tres guardianes del mundo de arriba, del presente y del inframundo; protector de la libertad, el cóndor; custodio de la fuerza, el puma; vigía de la inteligencia, la serpiente. Chacana de granito verde de equinoccios y solsticios.
Coherencia de volúmenes, de piedras superpuestas, milimétricas, sin rueda, coordinación de los trabajos, las calzadas, las escalinatas, los sudores, los pórticos, las graderías, los canales y los ductos, las terrazas, las qolqas y los graneros. Andenes, anfiteatros, explanadas, murallas, observatorios, atalayas, labores titánicas, morteros, tinturas y torreones. Todo parece transmitir aquiescencia, un bálsamo que trasunta paz en las aguas claras y mansas que fluyen.
-Inti, Quilla, Chaska, Illaka, te invocamos.
-¡Sáciate, halcón! Sacsayhuaman! -es el grito ritual de las moles mudas que contornean al puma y los murallones erizan su plumaje.
-¡Pásate el cuy! Conejillo de los Andes, quítame los maleficios, la fatiga, el dolor y las penas.
-Apacheta de piedras apiladas, Pikillacta de piedras pequeñas adheridas al barro de los tiempos.
-Chicha, pisco, cerveza y hojas de coca para la Madre Tierra.
-Inti Raymi de Sacsayhuaman, ofrendemos al Padre Inti por la multiplicación del ganado y las buenas cosechas de papa y maíz; Vírgenes del Sol, llamas y pastoras, tejidos del arco iris.

-¿Le interesaría el ascenso al Wayna Picchu?
-No, lo he estado pensando, pero sé que no podría disfrutar ni del paisaje, ni del asombro.- La montaña joven, una pirámide con senderos de caracol en vertiginoso ascenso por la ladera enhiesta; hacia abajo, un abismo inconmensurable de verde profundo y difuso. -No, no sería capaz.
Selva lujuriosa de escalones enmohecidos y naturaleza virgen de flores y pájaros cantores, en el regreso.

-Le dejo la carta -la camarera extiende el listado: locro carretero, pollo al plátano, especialidades culinarias de cuy, rajas de queso de chivo con papas al rescoldo -Le recomiendo cuy asado con batatas.
-No voy a comer cuy; prefiero trucha del Urubamba con humita salada, zumo de limón y de postre, fresas en almíbar de maíz morado.
Concluida la comida, las pozas de aguas termales del manantial son un descanso para el cuerpo exhausto. Aguas tibias, cabeza en reposo, ojos cerrados, aunque por la mente pasan rápidas imágenes. Piedras, cobres, joyas, cerámicas, objetos ceremoniales y huesos de ñustas, las mujeres elegidas para servir a los dioses, y también a los incas.

Hoy esos tesoros están en un museo de Nueva York.
La serpiente de los incas, las supercherías, la diplomacia, los equecos, los talismanes, las embajadas y los fetiches, los harán retornar.

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