lunes, 11 de julio de 2011

Un prócer lampiño y sin caballo. Un helado de sopa de gaspacho (3º parte)

-Vamos, papá, a revisar las carnadas -Los sedales están extendidos entre los juncos de la costa.
-¡Picó una!
-Y acá hay otra -la trucha arcoiris platea a la luz mortecina del atardecer.
Mientras, va llegando Agustina tambaleándose entre las piedras y enredándose en el pasto alto y verde.
-Mañana vamos a trepar al Cerro Pelado, preparate, Joaquín, que va a ser buen tiempo.
Y Magdalena se queda con la más chiquita en casa, cuidándola y cuidando la panza de unos cuantos meses de embarazo.
-Sé discreta, Agus -decía la chiquita a su hermana.
-¿Qué es discreta, Cande?
-No sé, me la inventé -Ella quiere tocar a cada persona con una palabra, una creación propia, una que le gustó por el sonido, una que escuchó, sin conocer el significado.
-Vamos, ahora, que tengo que buscar para mañana, tierra del jardín y tierra del compost, en dos frascos; es para analizar el PH en el laboratorio de química.
-Y para mañana tengo taller y vamos a hacer perfume de rosas y otro de lavanda. Tengo que buscar pétalos y flores.
-Ya te dí, abuela, una bolsita con flores de lavanda para que la pongas en el cajón de las bombachas - dijo.
-¡Ah!, y yo, el jueves tengo taller de tejido. Vamos a aprender a tejer con dos agujas. ¿Me das unas lanas de colores?
-Cuando sea grande quiero viajar por todos los países que me llaman la atención, por ejemplo, Jamaica.
-Y yo quiero conocer los peces de colores en el mar Caribe.
-Estoy estudiando inglés para ser como la tía Cata, viajera y trabajadora.

Los nietos la han agotado.
Los recuerdos la han gratificado y quedan, como flotando en el aire, un barquito de madera, un aroma de lavanda, unas galletitas de limón, una carita sonriente, y veneno embrujado en un frasquito.
-Mamá -me había dicho Magdalena hace como quince años -mirá lo que me regaló un chico.
Un tulipán delicado, tallado y repujado sobre madera. Ella me lo extendía para que lo admire, paciente y desconfiada.
-¡Ummmm!!
-Esta noche me pasa a buscar para ir a cenar.
-¿Cuál de todos los chicos? - Y Silvia revisa en su memoria, el aspecto de los que la buscaban para andar en bicicleta. Uno de largos pelos renegridos. Otro de pelo corto, hirsuto. Otro flaco, estirado y rubio con rulos.
-Es el que te llevaba tu termo enganchado en el manubrio y lo rompió con los sacudones. Ese día no pudimos tomar mates. ¿Te acordás?
Silvia ahora va fluctuando en las olas profundas del sueño, con los sentidos flojos y distendidos, que la llevan a soñar la profesía de una gitana.
Un dinosaurio pigmeo.
Un tartufo sincero.
Un bonsai de sequoia gigante.
Un gusano de seda en parapente.
Una causa limeña de camarones en almíbar.
Un helado de sopa de gazpacho.
Una bandada de tordos blancos y de palomas negras.
Una foca surfeando en el Amazonas.
Un prócer lampiño y sin caballo.
Un cardúmen de hipocampos azules.
Un....
Una...

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