jueves, 5 de mayo de 2011

Sólido, líquido, gaseoso. (última entrega)

¿La felicidad es sólida? Es más trascendente, más perdurable, más cómplice, más... más,  y superar los altibajos, juntos, apuntando hacia un sendero bordeado de margaritas, las que no deshojaré "me quiere, no me quiere", y también de espinas de rosas silvestres o pinches del jarillal, todo aún envuelto en el olor penetrante de la vida, aromas dulces, hasta ser melosos; acres, hasta ser picantes; suaves, hasta ser somnolientos.
Sigo combatiendo al tijeretal, cadáveres asquerosos; otros cuerpos semi muertos, retorciénhdose repulsivamente en su último estertor. Ya se van.
-Hay que hacer limpieza de la casa -los emails en cadena lo recomiendan, siempre con la condición de enviarlo a otros usuarios de la agenda, ojo!, porque sino, el efecto será el contrario.
-Soy pavo real -me digo- y el horóscopo dice que congenio con el tortugo.
-Júpiter, su planeta dominante, está alineado a su signo -dicen las cartas del tarot.
-Podré desbloquear las malas ondas, a través de la gran ceremonia mágica astral -pronostica la médium visionaria -Su destino está marcado. Un futuro promisorio le está esperando.
-No necesito que me dirijan el porvenir -digo- Soy capaz, con omnipotencia, sin San Expedito, con prepotencia y rigor, forjar mi propio destino.
Cuido mis ojos de los avances innegables de los defectos visuales. Presbicia, astigmatismo, hipermetría, son términos que ya he incorporado a mi acervo cultural y veo, presumo, pretendo una felicidad sólida.

Frágil, como un tul, como una gasa de manto suave, la neblina no deja ver el sol que puja por despuntar entre las nubes rosadas.
Luego, una niebla espesa y opaca silencia los ruidos en sordina.
Ahora, la lluvia pertinaz forma charcos frescos, movedizos, vitales, y entre vahos que la lluvia provoca, el olor de la vegetación lavada y limpísima es vibrante.

El acné juvenil, la seria adultez, la edad madura, en esa secuencia.
La felicidad o el amor, dependen de una alquimia de los estados, gaseoso, líquido, sólido, en ese orden. ¿No?

Por ahora, la lluvia, insistente, sólo me da alegrías líquidas, que ya no se me escapan entre los dedos.
Veo golpear las gotas contra la ventana de la sala de mujeres del hospital.

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