jueves, 12 de enero de 2012

El texto que no fue

(Quemado y roto) "...en ese tremendo río, que competía con el Nilo en tamaño y no en hipopótamos, él alguna vez había palpado la arena, los secos excrementos del ganado, el duro pasto azotado por el viento, y había sentido en la piel los rayos del sol septentrional, verticales y quemantes.
Ahora ya se había caído el último grano de arena de sus sandalias agujereadas; su piel se blanqueó en los humbredales de las bibliotecas escondidas  y sólo perduraba su recuerdo, como un archivo de olvidados y apretados recuerdos.
Fue entonces, cuando sintió el frío de la muerte en su cuarta costilla y se encogió en la esterilla.
A la tarde de ese mismo día, decidió recorrer sus ancestros, preparó su carro de guerra, tomó su alforja y su corto puñal. Llenó la vejiga con bebida para la larga marcha de tres días a través del desierto...
Fue en ese momento que algo extraño le pasó: quedó como suspendido en el tiempo. Saltó sobre su carro y bajo las nubes, uluminado por un relámpago y acompañado por un trueno, partió"

Encontré en el baúl de los recuerdos algunas cosas como éstas, que tu padre escribía cuando se sentiá abrumado y sólo el alcohol colmaba los huecos de su soledad.

 

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