miércoles, 9 de febrero de 2011

Mundosilvia

Ella es mi amiga, sí. Es inquieta, como una niña, aunque ya hace rato que dejó la niñez, la pubertad y la adolescencia. No es sexagenaria, más bien está acercándose a la sexalescencia, y se siente en las altas cumbres.
Como el significado de su nombre, Silvia es bosque poblado de árboles en confuso desorden intrincado; es vegetal que se renueva celebrando el sol de cada mañana; es como la parra que no está dispuesta a envejecer, reverdece en los zarcillos que crecen cultivando su propio estilo y madura en la plenitud de su cuerpo y su intelecto. Aprende cada día y disfruta todos los instantes; hace todo aquello que le gusta y deja de lado lo que la incomoda; en toda ocasión conoce, pondera y sopesa casi todos los riesgos de los desafíos que intenta.
Cocinaba para su familia ricos platos para saborear con su esposo y sus hijas. Tejía combinando los colores de la trama, como un pintor en su tela. Solía bailar ritmos variados y regocijarse con la buena música o la poesía de las canciones. Hacía mermeladas con los frutos silvestres; escribía algún relato, un poema, o un guión para un espectáculo de danza, luz y sonido. Era una poesía ver su jardín rebosante de colores y aromas, cuando hundía sus manos en la tierra fértil. Lo lúdico en apasionados gestos; la tarea docente la vigorizaba, empeñada todo el tiempo en transformar sus convicciones en acción. Porque ella fue maestra, y lo sigue siendo. Leía todo cuanto llegaba a sus manos y a sus ojos, cuando el tiempo se lo permitía, o cuando se daba permisos para tamaños placeres.
Hoy continúa con el mismo ímpetu, más distendida, más libre, claro. Aunque vive sola, no olvida a sus amigos. Con ellas, especialmente, tras largas confidencias, se destilan gramos de serotonina, y entre los muchachos, otro tanto de endorfinas. Porque Silvia tiene un aspecto juvenil, es deportista, y es sociable.
Es acuática, serpiente de agua, y es Sagitario, es fuego que la fascina y necesita el agua para desplazarse con la seguridad que le dan las aguas mansas y claras, aunque no estancadas o turbias, como necesita el amor que hoy tiene y la calma. Porque ella sabe de ternuras y del dulzor de los frutos maduros.
"Mundosilvia" irá desgranando en cada cucharada gorda, una pizca de anécdotas, un condimento de reflexiones, una sazón de emociones agridulces; luego se irán adobando las pulsaciones de la vida y se estarán tamizando recuerdos para hacer crecer ese bosque y develar los secretos que se esconden, como los gnomos, tras cada mata, cada enredadera, cada árbol.
Dejar reposar, y después servir.

5 comentarios:

  1. Gracias. Espero que sigas leyéndom

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  2. Muy lindo!. Se lee de un tirón. Seguimos en contacto.
    Margarita

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  3. Hermoso. Ademàs me gustò porque ella sigue, continùa. màs libre, con mayor ìmpetu. Seguirè leyendo. Gracias por compartir.

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  4. Ésa es la idea, que todos/as sigamos teniendo ímpetu para gozar de la vida, aún siendo personas mayorcitas.

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