domingo, 20 de febrero de 2011

Sigue el monólogo

También iba con mi mamá los primeros días del mes a hacer las compras y ella compraba esas ricas galletitas que venían en una lata con el dibujo de una nena mostrando su pollera roja y un dulce de leche de un kilo en la caja cilíndrica de cartón y pasábamos a comprar una tela para que ella confeccione un vestidito a la moda según la revista Temporada para niños y yo lucía antes de ensuciarlo mientras iba de su mano a visitar a su amiga Natalia que vivía en la otra punta del pueblo y que las hijas Gloria y Sonia más las primas Nancy Graciela y Perla jugaban a Sábados Circulares y nos disfrazábamos de Violeta Rivas y de Estela Raval y los cinco latinos y yo me pintaba las pecas me ponía el pantalón negro con tiradores y la camisita blanca y con el pelito corto que recién me habían cortado porque el pelo largo hasta la cintura a mis siete años me daba vahídos y mareos cantaba qué ricas son las papas con un poco poco de tomates y el baile del ladrillo y nos poníamos zapatos de taco y carteras y también pelucas y éramos las artistas de la tele y Pipo Mancera anuncia a Johnny Tedesco o a Nichy Jones y bailábamos frente al espejo luego volvía hacia la zona norte del pueblo y me juntaba a la tardecita con los amigos del barrio y yo era Pepita la pistolera y tenía una cartuchera y un revolver de plástico negro y peleábamos con los indios y siempre estaba llena de moretones azules y las rodillas rotas y mi mamá venía con un tazón enlozado lleno de té de malva y un algodón en la otra mano para que me pase embebido en té sobre los magullones y rasguños y yo después me arrancaba las cascaritas y me chupaba la sangre total después salían de nuevo las costritas ésas y una vez mi mamá me salvó cuando Jorgito se enojó mucho porque yo le decía orejudo orejudo por sus grandes pantallas de elefante y le sacaba la lengua y él se puso rojo de rabia y me apretó el cuello hasta hacerme poner violeta y nos fuimos con Robertito él y yo solos a la obra en construcción y me dijo sacate la bombachita y yo me la saqué y él me miró bien con atención y yo le dije que me muestre su pilín y mi mamá entró de repente a buscarnos no porque nos había escuchado pero sospechaba creo y nos dijo que hoy es domingo y no trabajan en la obra y tampoco hay que ir cuando trabajan y que no nos quería ver más ahí y nena mejor andá a sacarte esa pollera que está llena de polvillo te apoyaste en las bolsas de cemento y otras veces el viejo del taller mecánico de enfrente nos hacía subir al paraíso a las chicas para que busquemos pichoncitos de gorrión en los nidos pero yo sé que era para mirarnos las bombachitas viejo verde y todo y me acuerdo en Semana Santa  mi mamá me llevaba al Vía Crucis y había olor feo a incienso y las viejas rezaban y yo me aburría como cuando pasé la comunión con mi lindo vestido de organza y plumetée con vainillas pespuntes y alforzas y la monja me echó a la última fila porque mi compañera Gracielita me ponía su vestido encima del mío y yo se lo corría porque me arrugaba el mío y una vez durante la clase de catecismo la monja vieja dibujó en el pizarrón un corazón que se iba manchando con cada pecado y que eso era el alma y se ponía toda negra si éramos pecadores y yo una vez  confesé que le había robado un terrón de azúcar a mi mamá y tuve que rezar dos avemarías me acuerdo de las castañuelas rojas y los zapatones negros para bailar flamenco y del largavistas de plástico rojo que mi tío me compró en el zoológico de Buenos Aires  y entonces...

-Nos veremos, Silvia, el jueves a esta misma hora -me interrumpió Roxana y yo pensé, mejor, porque estaba cansada de hablar.

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