domingo, 14 de mayo de 2017

Tras la reja

¿Qué habrá detrás de la colina en ese horizonte amarillo? Sólo sueños, me digo, y le susurro al viento. Confieso que no he sabido modular el enojo, los celos, la ira. Con creces he aprendido que no se puede, siquiera, respirar muy fuerte, porque en el hálito de un suspiro malogramos un instante delicioso y sublime. 
Una molicie blanda descansa como una neblina en la madrugada. Quizás haya prescindido del placer de dejarme llevar por una corriente mansa; tal vez, haya postergado un amor y todo aquello que acaricia el alma y el cuerpo... entonces, sucumbí en el sótano de la desolación. 
No alcanzo a detener el tiempo con un beso y vivo tratando de salvar un poquito de nosotros, de rescatar una mirada, una gota de sudor... Puedo liberar el tiempo o escapar de él; puedo viajar leyendo y puedo sentirlo escribiendo. Es una estrategia, créame.
Así, vocalizo un deseo, escucho una lágrima, articulo una emoción, inscribo una sonrisa triste y añoro al lobo aullando a la luna, para no sentir el amargo tabaco de la soledad y el vino.

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