domingo, 14 de mayo de 2017

Ya verás

¡Eh, tú! que has preferido
las corrientes subterráneas de un mar embravecido
que te sacude sin piedad.
¡Eh, tú! que has navegado
por los albañales rumorosos entre ratas, fantasmas y
oscuros zaguanes de infieles amoríos,
que has bebido de las charcas quietas
infectadas de mosquitos y de larvas, 
que has saciado tu sed en lagunas tibias
de juncos y de sapos,
que te has sumergido en el fondo de un lago,
donde las garras de un árbol añoso
te lastimaron todavía más,
que has paseado bajo el paraguas de los nenúfares,
junto a la anaconda silenciosa,
que has dejado pasar la corriente y 
no has capturado el barquito de papel.
¡Eh, tú! que has sucumbido en aguas turbulentas y engañosas,
no pretendas acaparar entre tus manos toda el agua del universo.
¡Eh, tú! has pie e impúlsate hacia arriba,
emerge y disfruta del aire fresco,
déjate mecer por la brisa suave que te acuna,
tiéndete en la hierba a contemplar
el bail de las nubes entre el follaje,
purifica tu cuerpo en la cascada que viene de la montaña,
bebe el agua fresca del aljibe,
escucha el murmullo del arroyo y
el canto del zorzal,
insufla tu pecho del aire de la mañana
y abre tu corazón silbando tus melodías.
Ya verás, la vida estará repartiendo
sus flores, su aroma y sus frutos, para tí.

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