Cien días
Carámbanos afilados cuelgan desafiantes desde el techo. Los
veo cuando miro desde mi ventana. Más bien, esas estalactitas parecen barrotes
de hielo. Mejor les doy la espalda e imagino que son espadas de Damocles que me
amenazan.
Por la radio dicen que por estos tiempos de largo
confinamiento, un gran porcentaje de la población sufre problemas psíquicos de
diferente índole. Yo no creo. Lo converso con la licuadora pero todo lo que
digo lo menosprecia, me ningunea. Apelo a la plancha para que charlemos, pero
me mira con displicencia, aunque, confieso. Nunca me gustó planchar. Hablo con
la lavadora pero ya me cansó, porque siempre termina dándole vueltas a las
ideas y en vez de ser un buen artículo de filosofía o una tesis doctoral,
termina siendo una simple charlatanería de café.
¡Uy, cuánto extraño un capuccino con medialunas de manteca en
el bar de la esquina, mientras el bueno de Tony me acerca el diario del
domingo!
Hay pelusas por todo el piso y en la alfombra. Desde hace
unos cuantos días no viene mi suegra a revisar si todo está limpio y ordenado,
así que agarro la aspiradora, mientras le voy largando un monólogo. Ella sí
sabrá comprenderme, porque todo lo absorbe, todo lo chupa, como los niños y sus
deseos de aprender.
Grito para que me escuche.
Cada dos por tres llegaba mi suegra a controlar con su dedito
acusador que pasaba lentamente sobre el polvo de los muebles hacía dibujitos y
no me daba tiempo a esconder la basura debajo de la alfombra bueno después dejó
de venir porque la encontramos infraganti revolviendo los cajones donde
guardaba mi lencería hot y los calzoncillos de mi marido entonces me liberé de
esa condena todos dicen y mis amigas también por el zoom que quieren salir a
tomar una cerveza como antes o nos pasamos recetas de la sencilla comida
vegetariana estoy aburrida con sus teorías orientalistas amo el campo dicen y
yo pobres vacas las de vacamuerta por lo menos practico zumba on line y con mi
perra Milonga bailamos twist con Chubby Checker mi gata no ella ronronea en el
sillón cuando escucho la 5º de Beethoven pucha parece que la aspiradora ya no
funca más claro si el receptáculo de polvo está a tope hasta mi tapabocas está
ahí así que ahora lo desocupo y veo que las palabras salen disparadas sobre el
manto blanco de nieve virgen y bueno que salgan ellas ya que pueden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me gustaría conocer sus opiniones, percepciones y comentarios de las páginas de mi blog.