domingo, 4 de marzo de 2012

Metempsicosis (última entrega)

no le comentó a mis hijas la saga de Siegfrido y Brunilda y las walkirias injuriadas ni las leyendas de esos bosques impenetrables de hayas del Oden Wald y los robledales llenos de misterio plagados de enanos gigantes dragones custodiando castillos de lobos de brujas de osos y de uros que daban miedo ni siquiera el cuento de Caperucita Roja en una versión perversa les contó

-¡Eh! te tomás los mates vos sola!

otra vuelta para no encontrarse con la consuegra la otra la finoli que hablaba francés y tocaba el piano todo barroco art decò la vio que llegaba a visitarla a su casa tengo una casa de piedra frente al lago había fanfarroneado se escondió debajo de la cama escuchando y luego salió con dos valijas ah justo me estoy yendo a Buenos Aires estoy apurada tengo que tomar el tren con un beso fugaz le dejó el libro del cacique del país de las manzanas para que se entretenga y conozca algo de esta región...
¡Uf! Ya se me secó el garguero de tanto hablar.

-Me habías contado que se murió sentada en el inodoro de tu casa. Una colitis imparable!

-Sí, ya vamos finalizando. Me quedé pensando en la metempsicosis. ¿En qué habrá transmigrado? ¿o se quedó en víbora nomás? -Silvia se reclinó en el sillón y se adormeció en un lento sopor.

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