miércoles, 12 de agosto de 2020

Perfume de Alelí

 

 

Es un cascabelito que nos despierta del letargo con sus sonidos mágicos. Pura energía para liderar y vivir con intensidad. Pura alegría de carrillón, de carcajadas al viento. Pura certeza para espantar los miedos y los fantasmas.

Brinda seguridad desde sus patas flacas y de las convicciones que aprendió de sus vivencias escasas, pero que absorbió como una esponja, de todo aquello que sus padres le ofrecen. Está presente siempre en cada voz, a cada paso, en cada canción, en sus manitas hacendosas que crean un mundo de fantasías y un mar de ilusiones.

Aunque pequeña, es sabia en el jardín de la vida; es flor,  como su nombre, que en cada primavera nos sorprende con su belleza, con ese estar ahí, con la placidez de cada encuentro.

Con un andar presuroso y decidido, transmite fuerza, y sabe que da trabajo todo lo que emprenda, pero no se escabulle. Ya su padre creó una canción por ello, y su amor por la naturaleza. Siempre está mariposeando en mi ventana.

Lleva las riendas de su caballo como nadie, con mirada atenta. Es capaz de hacerse respetar, a veces con caprichos, a veces con certezas. Aún con la fragilidad de niña, es precoz y tiene la inteligencia de los elegidos. En su cabecita bullen pensamientos azules, como si volara con su unicornio por encima de la copa de los árboles o entre las nubes.

Es un solcito que entibia con su luz y su aroma perdura siempre.

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