martes, 14 de julio de 2020

Retratos VII

 

En los pueblos petroleros habita un mundo de hombres solos, que son contratados por sueldos altísimos. Camioneros, mecánicos, ingenieros, constructores, transportistas de equipos de perforación… Todos, en los días de franco iban al único cabaret del pueblo. Una vez fui con mi marido. Una brasilera que hacía el show me contó de su arrepentimiento, entre copas. “La vida me obligó a hacer lo que no deseaba. Pero gano bien acá. No me arrepiento”. Luego nos invitó a bailar en “lambada” en el escenario.

Era la época de las “vacas gordas”, cuando la vaca no había muerto todavía.

Otra alternativa para los “solteros” era concurrir a los firulos, o bien recibir la visita de la Yoli. Ella se hacía de unos mangos cuando escapaba del hospital, que estaba ensayando un proceso de desmanicomialización.

Lo cierto es que la Yoly solía pararse en cruce de dos calles para llamar la atención de los necesitados de sexo urgente, mientras dirigía el tránsito de vehículos de gran porte. Cuando estaba “libre” llevaba en la cabeza el calzoncillo del último cliente, y en la mano, hacía flamear su bombacha, siempre la misma, negra con flores amarillas.

Detrás de los visillos las vecinas tenían espectáculo gratuito en Av. Del Trabajo y Zapala. Hasta sabían reconocer por el color de los calzoncillos , quién había sido el afortunado.

-Ése, a lunares es el del capataz de la pensión. Ayer lo vi colgado en el tendedero.

-Y claro, no es época de cobro.

-Cuando cobren el aguinaldo se le va a acabar la chamba a la Yoly.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me gustaría conocer sus opiniones, percepciones y comentarios de las páginas de mi blog.