lunes, 24 de julio de 2023

La cobijá

 


 

Colgado de un barranco

duerme mi pueblo blanco…

Joan Manuel Serrat

 

¡Cómo no visitar los pueblos blancos de la Provincia de Cádiz! Vejer de la Frontera, está erigida sobre un monte alto, a orillas del río Brabate, que no puede ver el mar. Encandilan las casitas de blanco inmaculado al contrastar con el cielo azul esplendoroso.

Si de contrastes se trata, cerca de la Judería y los molinos de viento, la silueta de una mujer misteriosa, la cobijada, sorprende con su manto negro y saya, que cubre todo su cuerpo y deja al descubierto uno de sus ojos, el izquierdo. Dicen que debajo lleva enaguas blanquísimas y encaje. Podría pensarse en un burka, pero la leyenda cuenta que Rachid le construyó un castillo a una vejarana, ya que antes la había llevado a su pueblo árabe y debía usar chador. En Vejer debía “cobijarse”. El vestido no es de origen islámico, sino castellano de los siglos XVII y XVIII.

En el centro histórico amurallado se conserva el castillo, que data del 711, cuando Vejer cayó en manos de los musulmanes. Dos veces volvió a los cristianos, hasta que definitivamente, cinco siglos después, se expulsó a los mudéjares. La historia cuenta que hubo revueltas y batallas, como la de Trafalgar en el sigloXIX, cuando la flota británica venció a las españolas y francesas. Durante la instauración de la 2º República Española, el pueblo se constituyó como municipio español. La cobijada es el símbolo por antonomasia.

Bien lo dice la canción “Pueblo blanco”, los jóvenes van tras el sueño de irse muy lejos, y los viejos, desean morirse en paz. Hoy se está combatiendo el estancamiento demográfico por el auge del turismo. Al trajinar por las callejuelas empedradas y angostas, los únicos jóvenes que deambulan son turistas, por el mercadillo de abasto o la Torre del Mayorazgo. Los viejos esperan dormitando al sol, en cercanías del Convento de la Concepción o por las Iglesias.

En el bar “Caminito”, una pareja de argentinos ofrece auténticas empanadas típicas, pizzas, tostas de tomate, albahaca y aceite de olivas, cervezas y café. Ellos lo nombraron así, por pura nostalgia. Y por curiosear, supimos que el traje de la cobijada se usa actualmente durante las fiestas patronales que se festejan en la Plaza de España. El Museo de costumbres y tradiciones lo atestigua.

Enfrente, una posada, “La bien pagá” nos recuerda la canción de Sabina. Muy cerca, el monumento con reminiscencias islámicas, homenajea el legado de la lengua para la configuración del origen del castellano.

Ya cae el sol y es hora de cobijarse. Por mi parte, me doy por bien pagá.

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