Si de palacios se trata, nada mejor que conocer Sintra,
ubicada en el área costera de Portugal, de altas colinas y montañas, donde el
viento azota o acaricia. El nombre proviene del latín, y significa cabello
rizado.
La historia comienza cuando los moros se asentaron en la
región hispano-lusitana. Así, el Castello do Mouros, fue construido en el siglo
X, el Palacio Nacional, morisco, data del siglo XI, donde bellísima mosaiquería
adorna habitaciones y patios. El Palacio de Monserrate es del siglo XIX, con influencias
árabes, indias y góticas.
Se ven muestras de la beligerancia entre España y
Portugal y las revueltas contra Felipe IV, de las monarquías y de la
aristocracia portuguesa, que eligió el sitio para descanso y veraneo. Hay
misterio, magia y enigmas, escondidos en grutas subterráneas y en los jardines
de la Quinta de Regaleira, un conjunto arquitectónico de comienzos del siglo X,
con influencia renacentista y del Neomanuelismo, según nos explicaban.
Lo más asombroso es la escalera en espiral, una torre
invertida que llega hacia el pozo iniciático, bajando por nueve rellanos
circulares, como si evocara a la Divina Comedia y los nueve círculos del
infierno. Se cree que servía para rituales de la masonería, perteneciente a la
Orden del Temple. Tránsito desde la muerte, en el fondo, donde hay una cruz
templaria y la rosa de los vientos, hacia la reencarnación, la salida, más
pasadizos ocultos. Todo muy misterioso y cautivador.
Pasamos desde la rosa de los vientos y las cartas de
navegación, a la simbología espiritual sobre los caminos de la vida, los
correctos y los erróneos, un talismán para la suerte y los símbolos de las
órdenes templarias, como una constante búsqueda que pivotea entre la
religiosidad y sus prácticas y el agnosticismo.
Aún falta mencionar el Palacio de la Pena, como sacado de
un cuento de hadas, ecléctico en su arquitectura, da cuenta del paso de
catástrofes naturales, como el terremoto de 1755, que dejó en ruinas a la
pequeña capilla, construida en honor a la Virgen de la Pena. Data del siglo
VIII. Fue reconstruida y ampliada para constituirse como residencia de la
familia real portuguesa. Pueden verse castillos medievales, puentes levadizos y
la terraza de Tritón; la Puerta de la rosa, es similar a la Puerta de la
Justicia en la Alhjambra, otro hito del Patrimonio Cultural.
Confieso que he aprendido y alimentado mi curiosidad, a
la vez que sentí un torbellino de emociones que me llevan a reflexionar, a
estudiar más y disfrutar con lecturas que me llevan a pasear por espacios no
conocidos.
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