domingo, 29 de julio de 2018

Lluvia

Una rebelde lluvia aporrea los cristales.
Una imperiosa lluvia moja los verdes pastos.
Una añeja lluvia arrastra los deshechos de la ciudad inclemente.
Una incansable lluvia lava las ramas de los árboles,
que miran cómo pasa el tiempo.
Ojalá que un toque de ternujra
me dé la quietud límpida de un remanso,
que un susurro secreto traiga vientos de esperanza,
y que un amor tan vehementemente azul
no se escape otra vez, como el agua entre los dedos.

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