Queridos compas:
Quiero acompañarlos, a mi manera, para la Feria Virtual del Libro de
México. Neta. Para los brodersitos, para las mamacitas y los
papacitos chulos, al compás de un corrido. Como si estuviera en
Guadalajara, envío algunas expresiones de México lindo. ¿Pos, pa’ qué?
Y sino, a los tapatíos y tapatías. Según
el diccionario, éstos son gentilicios de los nativos del Estado de Jalisco,
pero la tradición popular dice otra cosa. En tiempos de la Colonia, Nueva
España, se les prohibía a los neogallegos beber tequila o pulque; para
disimular se la servía en jarro y se tapaba con pan, para engañar a la
justicia, simulando que el contenido era atole, café o chocolate. Y cuando el
vendedor se descuidaba, el cliente, precavidamente, le decía Tapa, tío.
Pero no te tardes en aprender estos regionalismos, que de milagro
son hermosos. Por las dudas, ni se les ocurra saludar a los organizadores
diciendo Hijos de la chingada. Queda mal. Mejor es Hijos de la
eyaculatorias. Es más santificado. Es sabido que luego de los ocho hijos
prometidos al padre, al abuelo y a Dios, la fecundación estaba terminada y la
misión, cumplida.
Otra tradición que hoy se cuenta, pero no se practica, es que todas las
mañanas, los hijos debían ir por orden, a recibir la bendición que le daba el
padre. Es sabido de la religiosidad del pueblo. Sentado en su trono, en el
retrete, les daba según edad y conductas, unas monedas, jamás billetes, porque el dinero apesta.
Órale, que soy buena oreja, way. Una fresa mamonsísima. He
pecado, lo sé. Lo sabes tú. De veras. Todo eso de la feria está bien
chido, amigos chavos. Pero ningunísimo y jamásmente, nuevecitos en
las ferias virtuales. Convientísimo, pues. ¿Toy pal diván?
Desde esta pinche vida, saluditos, cabrones.
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