miércoles, 17 de agosto de 2022

¿QUÉ HUBO?

 

 

Queridos compas:

                                 Quiero acompañarlos, a mi manera, para la Feria Virtual del Libro de México. Neta. Para los brodersitos, para las mamacitas y los papacitos chulos, al compás de un corrido. Como si estuviera en Guadalajara, envío algunas expresiones de México lindo. ¿Pos, pa’ qué?

 Y sino, a los tapatíos y tapatías. Según el diccionario, éstos son gentilicios de los nativos del Estado de Jalisco, pero la tradición popular dice otra cosa. En tiempos de la Colonia, Nueva España, se les prohibía a los neogallegos beber tequila o pulque; para disimular se la servía en jarro y se tapaba con pan, para engañar a la justicia, simulando que el contenido era atole, café o chocolate. Y cuando el vendedor se descuidaba, el cliente, precavidamente, le decía Tapa, tío.

Pero no te tardes en aprender estos regionalismos, que de milagro son hermosos. Por las dudas, ni se les ocurra saludar a los organizadores diciendo Hijos de la chingada. Queda mal. Mejor es Hijos de la eyaculatorias. Es más santificado. Es sabido que luego de los ocho hijos prometidos al padre, al abuelo y a Dios, la fecundación estaba terminada y la misión, cumplida.

Otra tradición que hoy se cuenta, pero no se practica, es que todas las mañanas, los hijos debían ir por orden, a recibir la bendición que le daba el padre. Es sabido de la religiosidad del pueblo. Sentado en su trono, en el retrete, les daba según edad y conductas, unas monedas, jamás billetes,  porque el dinero apesta.

Órale, que soy buena oreja, way. Una fresa mamonsísima. He pecado, lo sé. Lo sabes tú. De veras. Todo eso de la feria está bien chido, amigos chavos. Pero ningunísimo y jamásmente, nuevecitos en las ferias virtuales. Convientísimo, pues. ¿Toy pal diván?

Desde esta pinche vida, saluditos, cabrones.

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