miércoles, 17 de agosto de 2022

CALEIDOSCOPIO Y TRINACRIA

 

 

Llevo las alforjas de la retina y la mente completamente repletas de sensaciones, colores, aromas, sonidos, sabores, tantos que hace falta dejar sedimentar. Recién ahora puedo cerrar mi boca que se mantuvo abierta por los ¡Oh! de admiración desde que llegué a Sicilia. Es que, como dicen los italianos, es “affascinante” y “meraviglioso” y la mejor manera de expresarla es escribiendo como ahora hago para todos aquellos que, como yo, sienten ansias por viajar y conocer los orígenes de nuestra cultura, la historia, la geografía, los mitos y leyendas, su  arte y la idiosincrasia de los pueblos que hoy habitan Sicilia.

Sé que los dioses me han protegido durante esos días, porque arribé a sus ciudades en son de paz, con la intención de absorber, como una esponja, todo aquello que me emociona. Y realmente Sicilia me ha conmocionado de tal manera que la Trinacria, el símbolo de la isla, no me convirtió en piedra, ni me expulsó, por el contrario, me enamoró y fue mi amuleto de la suerte. “Guárdate de la medusa y de su cabellera de serpientes”, dice la Trinacria, sonriendo con malevolencia. Griega, fenicia, asiática, la sonrisa de la Trinacria es el límite entre la vida y la muerte, una burla feroz. Veo a esa flor extraña de un miedo subterráneo en todas partes, en la bandera siciliana, en monumentos, en escudos, en ceniceros para turistas, en lámparas de caracoles rosados

Todo es exaltación de los sentidos y ¡qué razón tenía Homero al llamarla la Isla del Sol!  Aroma de cítricos, de vides y cultivos, de olivos y frutos de la tierra y del mar. Sabores del buen vino y el limoncello,  los connoli, el gelato de limone, los arancini, la pizza, la  pasta y ¡los postres! Qué delicia la “svogliatella” del café Gambrinus, el tiramisú (que significa “álzame”) y más.

Tonos verdes en los valles cultivados, amarillos y dorados de los cítricos, colores vibrantes de las casas asomando en la cima de los farallones, iglesias y cúpulas apuntando hacia el cielo azul, y debajo, el mar también azul intenso, haciendo vibrar el alma con acordes de una sinfonía celestial.

He imaginado el canto de las sirenas y he visto a IO coqueteando con Zeus, y a Icaro, el gigante que ahora duerme, pero que sigue buscando la libertad. Las alas de la medusa con cabellera de serpientes atestiguan ese espíritu independentista de la isla. Parece que aún no llega es instancia definitiva, porque sigue habiendo los capitán Schettino y los muchos “Padrinos”.

En la ensoñación de la vigilia pasa el comisario Montalbano por las callecitas de Noto  y Ragusa (Vigata en la ficción)  y de Hércules mientras el Vesubio continúa con su plan de dejar de fumar, sin atemorizar a Pompeya y veo las bellísimas taraceas, mientras escucho el “Funí culí, Funí culá”  me perfumo con el jacarandá-Chanel Nº 5 y pasa la manifestación anti-mafia del 23 de mayo. Falcone y Borsallino observan las camisetas de los estudiantes, mientras Santa Agata abre sus brazos protectores y me adormezco entre geranios rojos y Santa Ritas, gozando en mis papilas un confite de almendras, chocolate y limón.

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