sábado, 20 de noviembre de 2021

Como un péndulo

 

 

La vida, en su vaivén, nos devuelve casi todo lo que nos arrebata, o nos acondiciona los desbalances que nos atormentan.

Solía acompañarlo en esas excursiones de caza fotográfica, hasta que la intromisión de los ajenos, hizo que nos alejáramos.

Recuerdo algunas de sus obras.

En el ocaso, en primer plano, un cardo oscurecido y detrás, el campo arrasado.

En un cuartucho de baño, detrás de los cristales sucios, amanece. Hay ropas remojándose en la palangana y medias y calzoncillos colgados de un cordel.

Un bandido aplastado junto al vano de una puerta ve alejarse a los policías. En la siguiente secuencia: Salta la balaustrada, frena un poco, y se acomoda detrás de las orejas las crenchas grasientas que caen sobre sus sienes.

El atelier de un artista. Tarros, pinceles, cuadros a medio resolver, una cama deshecha, una mancha de humedad y un cenicero repleto de colillas.

En la gran cama de respaldo de hierro, asoma el enorme cuerpo de la madama. Sobre la almohada, la cara despintada deja ver las bolsas y las arrugas, debajo de un flequillo negro.

En secuencia de imágenes, la silueta de la misma mujer joven en luces, en sombras, de día, de noche, desperezándose, enfadada, reconciliándose, gimiendo, riendo…

Supe al instante una verdad incontrastable. Y comprendí todo.

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