martes, 10 de octubre de 2017

Hablemos de literatura y del oficio de escribir.

"No se pregunte, pues, al poeta qué pensó o sintió...Precisamente para no tener que decirlo, compone versos"  José Saramago.
 
Éste no será un discurso académico en el que me esfuerce por demostrar toda mi sapiencia, citando a autores que alguna vez leímos, será una exposición desacartonada y libre. Pido, como vieja docente (no docente vieja) que tomen nota de los temas que les interesan o aquellos en los que quedaron ddas. Mi intención y la de los organizadores, es que al finalizar la exposición generemos un debate entre el público, no un ping-pong de preguntas al expositor, al estilo de los alumnos que ponen a prujeba a "la suplente", No, todo lo contrario. Me refiero a un diálogo entre todos, lectores, profesores, bibliotecarios, estudiantes, poetas, artistas en general, para que podamos enriquecernos mutuamente. 
Remontándome al pasado, yo no sabía por aquellos años, que me transformaría en escritora, porque escritor no se nace, se hace. Releía a Césare Pavese en "El oficio de poeta" y decía así: "La fuente de la poesía es siempre un misterio, una conmovida perplejidads ante lo irracional, tierra desconocida". Y ..."El oficio de poeta está directamente emparentado con el oficio de vivir".
¿Cómo comencé a escribir? Mi nieto, que hoy tiene 19 años me dijo un día, cuando mirábamos una película. "Tenés olor a maestra". ¿Cuál es el olor de una maestra?-le pregunté. -Y, como la de Lengua, como la vieja de Historia -me contestó y siguió enfrascado en la película. Viendo que el diálogo no prosperaba me dije: "Ahí tenés un buen título para un relato" Ya me había jubilado y me había "empachado" de leer textos informativos, normativa, teorías pedagógicas y de gestión  instituional, ansiaba por aquellos años, leer textos literarios, esos que había prescindido por falta de tiempo, y deseaba escribir. Primero fueron textos autoreferenciales, no autobiográficos, sobre todos los temas que me había conmovido, sacudido, en mi trayectoria docente. Luego, fui despojándome de todo eso para dedicarme a otros temas que me preocupaban o que me llamaban la atención; ya más desapasionada, tomé con ironía, con humor otros contenidos y fui buscando un estilo propio.
Debo hablar de literatura, paralelamente de los conceptos del arte y  de la creatividad, del lenguaje yt de los recursos literarios y para ello me apoyaré en cuatro pilares que, a mi entender, sustentan a la literatura y a los escritos. Ellos son: a)la escolarización, b) lo psicológico, c) la socialización y d) la aptitud artística. 
Por supuesto, la escolarización juega un papel importantísimo, ya que un escritor se hace a partir de las muchas lecturas y de lo que ha aprendido en el transcurso de su escolarización, que puede ser básica o muy completa. Sin duda, para escribir hay que contar con las bases teóricas necesarias; de ahí en más, todo contenido será un valor agregado, así como la realización de talleres literarios y cursos  de capacitación. lectuas variadas, sin perder jamás la capacidad de asombro y de observación de la realidad con todos los condimentos. Vale aclarar que, en contadas ocasiones, alguien desescolarizado puede escribir, pero en ese caso, es sólo la intuición, la que lo hace expresar sus emociones. Asimismo, la "universidad de la calle" la universidad de la vida con sus experiencias, nos impulsará siempre a escribir sobre todo aquello que nos provoca admiración, o desdén, incluyendo aquí a los tipos humanos con los que nos encontramos en el trayecto.
No es escritor sólo quien edita un libro, es escritor quien tiene la valentía de exponer sus emociones, sus sensaciones a un público desconocido; es escritor quien se nutre con el intercambio de sus lectores; es escritor quien es capaz de captar la realidad y recrearla; es escritor quien se anima a tratar temas tabúes como el sexo, el abuso de poder, la violencia de género, sin hacer "literatura feminista", a modo de un panfleto, o slogan, o arenga con todos los condimentos de la prensa amarillista.
Hay muchas variables que influyen, entre ellas el contexto, las circunstancias y todos aquellos ámbitos en donde transcurrió la vida, nuestra historia personal y social, con qué personas nos hemos relacionado, cómo han incidido en nuestra vida, en la felicidad, en las alegrías, en las tragedias, en el dolor, por qué lugares hemos transitado, y cópmo cada ambiente geográfico nos ha influido. Debemos preguntarnos también en qué tiempo cronológico han sucedido determinados hechos, y cómo el contexto socio-económico-cultural yt político nos ha marcado, motivos por los cuales, hacemos literatura de compromiso, o simplemente literatura estética. Vale la pena recordar los viejos conceptos sobre las funciones de la literatura como evasión, con función lúdica, con ansias de trascender. Lo cierto es que literatura es inherente al individuo que requiere de su esencia dinámica, esa que será capaz de atacar la blandura de los eufemismos, una que conmoverá a los impertérritos, que moverá las estructuras de lo instituido, hasta derrumbarlas y ésa que, jugando con las palabras, hace volar los peluquines de los funcionarios y borronea el maquillaje de los jueces y la cosmética de los discursos.
Confieso que rechazo, sobre todo, aquellos autores que se suben a la cresta de la ola para escribir sobre el abuso sexual o la violencia de género, porque son temas que están de moda y nos tironeas diariamente en los medios de comunicación. Y eso vende. Lo que es peor, aquellos que hacen catarsis y comercian con esto, porque el morbo de los lectores es grande.
Otros libros pseudo-filosóficos o pseudo-científicos hablan de la neurociencia, de los psicofármacos sí o no, de recetas para ser felices, hasta nos dan técnicas para acariciar a nuestros hijos recién nacidos!... Lamentable. Otros analizan el futuro de incertidumbre y el nefasto "epistemicidio" cuando hay una omnipresencia virtual en todo momento y en todo lugar, donde seres virtuales juegan a ser y no ser realidades, donde los seres humanos sólo se comunican a través del monitor y hasta hacen el amor tras la pantalla. Es momento de preguntarnos entonces si la evolución biológica se verá modificada por la tecnología.
Si cada uno de nosotros ostentamos una personalidad originalísima, así será el estilo de cada escritor, ya que aquí juegan un importante papel el temperamente y el carácter, los cuales nos marcarán para que seamos espectadores o protagonistas en el teatro de la vida, según seamos impulsivos, activos, extrovertidos, sanguíneos o flemáticos, o todo lo contrario. ¿Qué condimentos harán elegir al escritor un determinado género (lírico, narrativo, dramático) en el que se encuentre cómodo? ¿Cuál será el punto de vista del narrador que prefiera? ¿De qué manera optará para exponerse ante el receptor? ¿Se esconderá a través de un personaje ficticio, serán textos autobiográficos, o una mezcla de ellos?
Así como cuando debemos tomar una decisión que podría cambiar trascendentalmente nuestra vida, optaremos por un camino o por otro, deberemos analizar variables múltiples, los pros y los contras, determinar los diferentes puntos de vista, corregir, reescribir; así sucede con la literatura. Habrá preeminencia de tonos almibarados o edulcorados, otros tendrán añoranzas de un pasado que siempre fue mejor, los habrá apocalípticos con un futuro de incertidumbre, esperanzados, o ácidos con humor sarcástico, inocentes e ilusos, furibundos y malvados, con neologismos en el lenguaje, así como amargos por un porvenir nefastos de seres "hologramas". En fin, hay de todo en la viña del señor.
Es sabido que cada individuo tiene aptitudes en las que descuella y sobresale. Sucede que no todos sabemos advertir cuál es esa aptitud hacia lo artístico. Me refiero a aquellos que se destacan en la pintura, o en la música, o en la escultura, o en la fotografía y quienes lo hacen en las letras. Todos ellos, los artistas, desarrollan más el lado derecho del cerebro, el de las emociones. El lado izquierdo escudriña lo racional, eminentemente. Sin embargo, algunos privilegiados son capaces de lograr un balance entre ambos y así nos proporcionan exquisitas obras de arte. Es momento, entonces, de preguntarnos por el valor del arte y de la creatividad, así coo la interdisciplinariedad artística.
Teniendo en cuenta estos cuatro pilares, comenzaré a perfilar el lenguaje y el uso de los recursos literarios para expresarse, lo que llamaremos estilo. Cabe mencionar que, si bien existen ciertas taxonomías para clasificarlos, la literatura contemporánea no ostenta una categoría específica, porque se percibe una mizxtura de géneros y nadie está reglamentando el modo de escribir, eso es elección del propio escritor. Así veremos prosa poética, o lírica narrativa (al estilo de los romances españoles) o bien prosas con preeminancia del lenguaje teatral. Asímismo, dependiendo de esto, habrá quienes escriban con el procedimiento de la narración, con el dinamismo que da la acción. Otros prefieren que los hechos se vayan sucediendo a través de los diálogos o el lenguaje epistolar en todas sus variantes, entonces, estamos frente a textos sumamente ágiles. Por el contrario, en aquellos textos donde hay abundancia de descripciones, se ralentizan los relatos y entre los más poéticos, está la subjetividad y la expresión de los sentimientos como prioriDAD.
Hay ocasiones en que el discurrir de un relato se parece al lenguaje informativo, y eso no está mal, dar objetividad pero sin perder la verosimilitud. Otras veces, el personaje o el protagonista desnuda su personalidad y se abre una narración que es el fluir de la conciencia, donde afloran los miedos, las angustias, los deseos, las esperanzas. Asimismo, según sea el punto de vista del narrador (yo protagonista, yo testigo, yo omnisciente) se perfilará una manera de escribir, porque todo poeta rehace el ritmo interior de sus fantasías. Encontraremos textos realistas que pintan la realidad con todos sus matices, incluso con crudeza. Los textos de ficción o incluso de ciencia-ficción dejar volar la imaginación y aún así, el lector se plantea contenidos y reflexione, porque justamente, un buen escritor debe ser capaz de conmover y a la vez, movilizar las conciencias. Ahí encontramos el mensaje, la intencionalidad del escritor para llegar al lector. Cabe acotar que no se trata de "bajar línea",  o a la manera de los cuentos infantiles, dejar una moraleja, ni que la literatura sea nada más que placer. Allí radica el intercambio y la verdadera comunicación. 
Hablaba de literatura, del estilo y del lenguaje, e implícitamente, de los recursos literarios. No haré una exposición técnica sobre este último tema, pero sí diré que el uso apropiado en cada caso, para producir una obra de harte, hace justamente, la diferencia, esa línea delgada que separa una obra de arte, de aquella que es solamente obra. Me refiero a la calidad estética. Para dibujar, pintar, o escribir, se necesita talento y aptitud artística.
A lo largo de la historia del arte se han sucedido diferentes movimientos literarios. Siempre el nuevo que surge rompe con los esquemas anteriores. Pero hoy, no pretenderemos crear al estilo barroco, por ejemplo. La idea de innovar es muy loable, pero si se hace manteniendo el nivel de creatividad y calidad. En la actualidad, ¿existen obras de arte de calidad, o hay una banalización que valoriza la cantidad sobre la calidad? ¿Qué predomina hoy, la sensibilidad por sobre la razón, o por el contrario, la reflexión por sobre lo subjetivo? Los cambios son siempre revolucionarios y se han ido sucediendo, aunque debemos preguntarnos hoy por la virtualidad y su aplicación social y cultural, la seducción tecnológica, los cambios de paradiga, la decolonización del conocimiento, o el "epistemicidio" del que antes hablaba.
Ya finalizando, y para no aburrirlos, pues, daremos comienzo al intercambio de ideas en el público para retroalimentarnos. Esa fue la idea original.

Muchas gracias.

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