Me faltaba
una rosca para ese tornillo.
En el
paragüero, el negro paraguas desconchado.
En un
rincón, un trozo de caño taponado de raíces.
Un
fragmento de cable se electrocutó.
El cuerito
partido de una canilla giraba en falso.
Un alfiler
mocho dialoga con una aguja sin ojos.
Unos
clavos chuecos se abrazan al imán y
despiden
óxido en la última exhalación.
Un rollito
de lana amarilla nunca fue el pelo de la muñeca de trapo,
ni los
botones, sus ojos, ni la telita rayada, su vestido.
Un
centímetro emparchado.
Un
carretel sin hilo.
Un
elástico estirado.
Hay aromas
de herrumbre y moho.
Hoy tiré y
me desprendí.
Miré al
vacío. Miré en el hueco.
Abrí
puertas y ventanas
Y respiré
aire nuevo.
Mientras,
inicié un camino sin escollos.
¡Que falta
mucho por vivir!
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