domingo, 18 de junio de 2017

Las manos

He sido una niña "desabuelada" porque no conocí a mi abuelo italiano, pero sí supe sentir cómo, através de mi padre, él nos transmitió los valores tan depreciados hoy: la dignidad por el trabajo, el amor a la familia, el respeto por los mayores y la persecución de los sueños, hasta poder concretarlos.
Veo las manos curtidas del viejo campesino y las imagino como gaviotas blancas, sobrevolando, mientras esparce las semillas en los surcos de la tierra recién arada; esas manos ásperas, endurecidas a fuerza de trabajo, son capaces, sin embargo, de transmitir toda la ternura del universo y el tesón que supimos heredar.
Ahora, sus manos acarician mis mejillas cansadas y secan las lágrimas que brotan de la nostalgia.

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